domingo, 10 de agosto de 2008

"Evo Morales está condenado a decepcionar"

El escritor Edmundo Paz Soldán, radicado en EEUU, habló de una Bolivia
El politólogo boliviano lamenta el camino elegido por el gobierno.


MADRID, España.- Un par de anteojos se interpone entre el mundo y la mirada del escritor boliviano Edmundo Paz Soldán (Cochabamba, 1967). Con el atuendo liviano del verano, Paz Soldán parece más joven de lo que es; su imagen relajada no se corresponde con la que, sin conocerlo, alguien podría imaginar de un profesor de la estadounidense Universidad de Cornell, de un politólogo, de un autor fecundo -publicó una decena de obras- y de un doctor en Lenguas y Literatura Hispana.

Para conquistar esos méritos él tuvo que sacrificar a Bolivia. "La mayoría de los escritores de mi país tienen otra profesión porque no pueden dedicar todo el tiempo a la literatura. Y eso es lo que yo quería hacer. Siempre pensé en volver, pero me fui quedando porque mi vocación era y es intensa, y tengo miedo de que Bolivia la desperdigue en mil cosas", apuntó. Sin embargo, admite que no puede dejar de estar atento a lo que ocurre allí, sobre todo ahora que el gobierno de Evo Morales no cesa de dar de qué hablar.

"Había muchas expectativas en 2006, cuando los indigenistas llegaron al poder. Quizá demasiadas. Por todo lo que se espera de él, Evo está condenado a decepcionar", opinó, lapidario, Paz Soldán.

-¿Cómo llegó a esta conclusión?

-Porque Bolivia venía de un tiempo muy difícil y, sin embargo, Morales prometía mucho. El presidente tenía cierto margen cuando subió al poder, al ganar las elecciones con una mayoría contundente del 54%. Estos votos expresaban que no sólo lo eligió el campo sino también la ciudad y la clase media; es decir, contaba con un apoyo social amplio. Y un importante respaldo regional. Dos años y medio después, ese respaldo se fue diluyendo. Evo contribuyó a la creación de una sociedad polarizada y es una gran pena.

-¿Qué error detecta en la estrategia política de Morales?
-Evo llegó al poder como un gran líder sindical pero, en este tiempo, no pudo graduarse como un estadista capaz de gobernar para todos. Sigue siendo un líder sindical que ve las cosas de manera antagónica y cuyo proyecto de nación es muy excluyente. El tenía un desafío: incorporar a los grandes movimientos sociales excluídos sin cometer la torpeza de los partidos políticos tradicionales, que, para meter a unos, sacaban a otros.
Lo que al final hizo Morales fue dar vuelta la tortilla y que los que entren en el proyecto de izquierda neoindigenista desalojen a los otros grupos que ya tenían representación política. Al final, ni un método ni el otro son exitosos para formar un proyecto serio de nación: Bolivia nunca pudo integrar a las regiones, a los diferentes grupos sociales y raciales que existen en el país.

-¿Qué opina de los movimientos regionales que pretenden más independencia y autonomía del poder central?
-En el referendo de Tarija vi por primera vez la bandera de esa cuarta región. La imagen tuvo para mí una gran carga simbólica, porque, hasta entonces, sólo sabía que existía la bandera de Santa Cruz, además de la boliviana. Santa Cruz fue tradicionalmente una región muy orgullosa; pero en este par de años aparecieron con fuerza las banderas de otros departamentos como Beni, Cochabamba y la mencionada Tarija. Esta es la constatación más evidente y explícita de que, en este momento de Bolivia, están ganando las fuerzas de desintegración.

Tengo mis temores sobre la secesión, pero, a la larga, pienso que la unión del país es más intensa que el peso que puedan tener los líderes regionales de ambos lados. Si los líderes no dan la talla, la historia se los llevará. Esa es la triste realidad de Bolivia, que los políticos no nos han durado mucho. Pero, aún con nuestra fragilidad, somos más fuertes que los caprichos irresponsables de algunos dirigentes.

Paz Soldán no perdió su español con acento andino pese a las décadas que lleva en EEUU. Escogiendo con extremada prudencia las palabras, explica que en América Latina cada gobernante y cada país tienen una idea diferente de lo que la izquierda debe ser. "Hay distintos proyectos. El del brasileño Lula da Silva es muy diferente del que tiene el venezolano Hugo Chávez, que es precisamente el mandatario latinoamericano que está más cerca de Evo ", remarcó.
Según el escritor, Venezuela entró con mucha fuerza en el territorio boliviano mediante los alfabetizadores y el cuerpo de seguridad. Pero, apunta, estos vínculos no se traducen necesariamente en una sentida hermandad entre países; existe una gran desconfianza. "Chávez está demasiado presente en el día a día de la política boliviana. Este es un punto débil del liderazgo de Evo, que, sobre todo en lo económico, ha cultivado una imagen de dependencia de Venezuela", recalcó. (Irene Benito, especial para LA GACETA)

Fuente: lagaceta.com.ar
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