domingo, 10 de agosto de 2008

¿Quién salvará al pueblo...?

"Al pueblo sólo lo salvará el pueblo", dijo Evo en su cierre de campaña en El Alto, y aunque esa frase fue pronunciada originalmente por Juan Domingo Perón, que en paz descanse, no debemos cansarnos nosotros de hacer votos para que se cumpla en Bolivia ahora con eficacia profética: ¡Que el pueblo se salve –mientras pueda-- de los horrores que se avecinan!

Y es que con el referéndum de hoy, gane quien gane (y pierda quien pierda, que no es ocioso decirlo, porque esto de ganar y perder es más relativo que nunca), el gran perdedor terminará siendo como siempre el pueblo, en cuyo nombre todos dicen actuar.

Perderá el pueblo, en primer lugar, porque contrariamente a lo que el mundo cree, no estamos entrando en una justa electoral, ya que de "justo" nada tiene todo este proceso; no sólo por el manoseado tema de los porcentajes desiguales requeridos para la continuidad o revocatoria de los mandatos, sino porque ni siquiera están claras las reglas de juego: Lo último que dijo el gobierno sobre la resolución de la Corte Nacional Electoral (que disponía la igualdad de condiciones para la revocatoria) fue que "tendrían en cuenta su sugerencia", pero que "la ley hay que acatarla", como quien dice "veremos los resultados y después decidimos cómo validarlos a nuestro favor", lo cual es una clara burla a la voluntad del pueblo que se expresaría este domingo por medio de las urnas.

Perderá el pueblo, en segundo lugar, porque se está gastando su dinero en una consulta que, por sí misma, no resolverá el problema que le dio origen, que es la falta de voluntad del gobierno para atender cualquier criterio distinto del suyo en la organización política y económica del Estado Boliviano.

Dadas así las cosas, si los resultados son favorables al gobierno, el pueblo –que de verdad ansía la búsqueda de consensos— perderá doblemente, pues el MAS terminará tratando de imponer todos sus preceptos.

Perderá además el pueblo, porque lo más probable es que, siendo el referendo inútil como eventual "salida pacífica" del atolladero, sobrevendrá indefectiblemente la violencia, y mucho más si Morales no gana como espera.

Perderá el pueblo, finalmente, porque aunque la mayoría de los bolivianos anhela la integridad del territorio nacional y la búsqueda de un futuro común y próspero, la radicalidad del gobierno terminará por conducirnos a una "secesión de facto", algo que tanto había pregonado el MAS como un "deseo de la Medialuna", pero que en rigor será tal vez, por vía del desacato a la autoridad nacional, la única salida que hallen para poder abstraerse del despotismo masista en los departamentos en los que Evo pierda.

Sin embargo, nada de eso conmueve a nuestros gobernantes. Al parecer no es un signo suficientemente claro para el presidente el hecho de que le nieguen la pisada ya cuatro veces en territorios nacionales, o que tenga que suspender un encuentro de mandatarios porque sencillamente el pueblo no los dejaba entrar...

Pensándolo bien, tal vez desde esa perspectiva haya comenzado a cumplirse ya la profecía peronista, reformulada el jueves pasado por Evo: Quizás el pueblo haya empezado ya a salvarse por sus propios medios.

No le conmueve a este gobierno que por su culpa, y para vergüenza de todos los soldados bolivianos, en el desfile con el que se conmemoraba la Fiesta Patria en Tarija, los militares tuvieran que entrar escoltados por la policía ante la silbatina popular...

¡Qué triste destino al que condujo Morales a nuestras Fuerzas Armadas!, a causa no sólo de los petrocheques para sus generales, sino también del atentado contra el canal de TV, perpetrado en Yacuiba por subtenientes que ahora son presuntamente protegidos por el gobierno, lo que evidenciaría que no actuaban por cuenta propia.

Al pueblo sólo lo salvará el pueblo, eso lo sabemos todos, el asunto es ver cuándo y cómo... En este referendo habría tenido una brillante oportunidad de mandar a su casa para siempre a toda la "clase política", empezando por (o terminando con) la nueva casta de "jilak'atas", que han demostrado ser más ladinos que los dirigentes tradicionales, pero lamentablemente es muy poco probable que eso suceda... Habrá pues que seguir rezando, pero mientras vamos con el mazo dando.

Fuente: lostiempos.com
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