sábado, 9 de agosto de 2008

Tensa vigilia en el bastión de Morales

Los habitantes de El Alto, cerca de la Paz, prometen defenderlo si pierde la consulta, pero le recuerdan las obras incumplidas

LA PAZ.- En la ruta que une la ciudad de La Paz con la vecina El Alto, un viejo cartel desvencijado reza: "Bolivia, unida en la diversidad". Este cartel, sin dudas de otra época, pasa hoy casi inadvertido por las pintadas que inundan esa misma ruta, más acordes a los tiempos actuales bolivianos y que, al grito de "Nada detiene la revolución" o "Sí al socialismo, sí a Evo", indican que uno se acerca a El Alto, el principal bastión del presidente Evo Morales.

La joven -tiene apenas 23 años- pero combativa ciudad de El Alto, situada a 4000 metros de altura, es algo así como el cuartel general de Morales, que cuenta con la aprobación del 90% de su población, de un millón de habitantes.

"Si pierde Evo en el referéndum [revocatorio de mañana], El Alto no va a dejar gobernar a otro, aunque para eso haya que derramar miles de litros de sangre. Los neoliberales saben que no vuelven más", dijo Julio Tapia, un soldador que todos los días recorre el centro de la ciudad, esquivando los cientos de puestos ambulantes que constituyen el motor económico de El Alto.

En el centro comercial de la ciudad, el armonioso desorden es la única regla. En los comercios callejeros desparramados de forma anárquica se puede comprar desde trenzas hechas de cabello natural para las cholas hasta las frutas andinas más exóticas. El intenso aroma a comida frita se mezcla con el nauseabundo olor a basura que producen las miles de personas que circulan a diario. En medio de todo, los infaltables minibuses (pequeñas combis que funcionan como colectivos) circulan por los lugares más inesperados. No hay ni mano ni contramano, ni calles ni vereda, todo es lo mismo.

"El Alto nació como el patio trasero de La Paz y creció sin ningún tipo de planificación urbana", explicó Henry Contreras, director de comunicación de la Municipalidad de El Alto.

Inicialmente, era una ciudad dormitorio de los trabajadores de La Paz. Sus primeros habitantes fueron campesinos indígenas del interior de la región que, expulsados por la falta de trabajo en el campo, fueron a probar suerte a la ciudad. Luego, cuando a mediados de la década del 80 el gobierno cerró yacimientos mineros y dejó sin trabajo a miles de personas, muchas vinieron de Oruro y Potosí a instalarse a El Alto. Esto explica en gran parte la identificación con Morales, primer presidente indígena, y el respaldo incondicional que le brindan los alteños.

"Evo ha dignificado al pueblo, al indígena, a los humildes. Eramos los olvidados y él nos devolvió la fuerza", contó Eugenio Huanca, que trabaja como albañil en El Alto y antes vivía en una empobrecida región del interior del departamento de La Paz. Sin embargo, es innegable que el peso de Morales en El Alto se debe más a su fuerza simbólica que a los avances que logró en estos dos años y medio de gestión.

Aunque parezca incomprensible, esta ciudad donde vive casi el 10% de la población boliviana, no cuenta con tuberías de gas para calefacción o para cocina, en un país que posee la segunda reserva gasífera de América latina. Según informó a LA NACION la alcaldía de El Alto, estaba previsto que a fines de 2008 la ciudad cuente con cañerías para abastecer al 90% de su población. Por el momento no hay nada de eso.

En El Alto existen sólo cuatro hospitales, ninguno de alta complejidad para una población compuesta en un 65% por menores de 25 años, muchos de ellos todavía niños. "No es que Evo se olvidó de El Alto, sino que los proyectos quedan en el aire porque la administración pública es muy lenta", comentó Ismael Herrera, presidente del oficialista Frente de Juntas Vecinales de El Alto.

"El pueblo de El Alto se contiene ahora porque el presidente es Evo, por quien siente una gran empatía. Es su presidente, indígena y campesino. Pero desde que asumió no hubo cambios en El Alto, se lo descuidó", agregó Contreras. "Evo tendrá que comenzar a saldar sus deudas con El Alto después del referéndum", agregó y recordó que los alteños, movilizados, tumbaron en 2003 al entonces presidente Gonzalo Sánchez de Losada.

De momento, ya se habla de un acuerdo político y que, tras el referéndum, un dirigente de El Alto volverá a ocupar el Ministerio de Aguas, que estuvo ocupado por el alteño Abel Mamani hasta que debió abandonarlo en medio de un escándalo. Un reconocimiento de Morales a su principal bastión, que todavía espera los cambios prometidos, y que aún se hacen esperar.

Fuente: lanacion.com.ar
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