Milicianos armados con respaldo del gobierno agreden a fiscales y prensa
Ayer, 22 de septiembre, el fiscal principal del distrito Jaime Soliz, a la cabeza de un equipo de 60 fiscales se dirigió al encuentro de las marchas de milicianos armados por el gobierno con el objetivo de dialogar con ellos y pedirles que entreguen sus armas y explosivos. Previamente se solicitó al comandante departamental de la policía su participación en este procedimiento que se realiza de oficio, teniendo en cuenta que los milicianos muestran sus armas y declaran abiertamente sus intenciones violentas de ingresar a la ciudad, tomar e incendiar instituciones y atacar a los dirigentes opositores en sus casas. Por supuesto el comandante de la policía se negó a acompañar esta acción, ya que responde al partido de gobierno. También se solicitó al ejército que respalde, con los mismos resultados.
Ya en el lugar, fiscales y periodistas, descendieron de sus vehículos y se dirigieron caminando al encuentro de una de las marchas, pero antes siquiera de intercambiar una palabra fueron brutalmente agredidos y tuvieron que emprender la retirada corriendo. Al fiscal principal del distrito le arrojaron un cartucho de dinamita que pudo esquivar. Persiguieron, secuestraron y manosearon a una periodista que liberaron luego de media hora. También golpearon a otra periodista a la cual le produjeron serias fracturas. Le dieron un palazo en la cara a un asistente de la fiscalía que hasta la noche de ayer tenía el 90% de un ojo dañado, según diagnóstico médico, y podría perderlo. También dañaron los vehículos de la fiscalía.
Los fiscales anunciaron que hoy retornarían al lugar con la intención de cumplir el procedimiento legal.
Una agresión que anuncia lo peor
Esta agresión a nada más y nada menos que los mayores representantes jurídicos de la república muestra claramente las intenciones de esta marcha que pretende ingresar a la ciudad. Si el fiscal principal es agredido qué sucederá cuando se encuentren con ciudadanos comunes? Los actos delictivos registrados en Palometillas, localidad donde se produjo la agresión presagian las agresiones catastróficas que podrían sufrir los habitantes de Santa Cruz. Y nadie hace nada. La policía no muestra la más mínima intención de desarmar a la marcha. El ejército impávido. El ministerio público no se pronuncia. Y el presidente y vicepresidente, no sólo no la condenan sino que la justifican y la alientan. Así opera el gobierno de Evo Morales en Bolivia.
Respaldados por el gobierno
Los objetivos de este desplazamiento de miles de campesinos armados han cambiado desde que se inició hace varios días atrás. Empezaron repudiando a la toma de instituciones estatales, pero sus consignas fueron cambiando de acuerdo con los intereses del gobierno que busca simple y llanamente sacar del juego a los prefectos opositores que no pudieron vencer en las urnas. Lo que sucedió enPando, sucederá en Santa Cruz. Violencia armada por el gobierno, enfrentamiento y muerte, estado de sitio y detención del prefecto y supuestos responsables. Esa es la fórmula del gobierno que, a través de su brazo armado llamado "movimientos sociales" ha matado en Sucre, en Cochabamba, en Huanuni, en Tarija y en Pando, entre otros.
Hoy los delincuentes armados con escopetas y dinamitas (ya han conformado un equipo de encapuchados) es utilizado por el gobierno para presionar la firma de acuerdos en el diálogo. El gobierno entiende por diálogo la adhesión incondicional a sus pretensiones por parte de los prefectos opositores. Y lo quiere ya. Al propio Evo Morales no se le mueve un pelo cuando lo declara abiertamente: "Si los prefectos firman, habrá paz". Incluso el vicepresidente sufrió un lapsus cuando declaraba al respecto: "Tienen que firmar para que paremos... para que pidamos a los movimientos que detengan su marcha". Lo que está pasando en Santa Cruz, la forma en que está actuando el gobierno es de no creer. La ciudadanía está totalmente desamparada por las instituciones, y el gobierno manda un ejército "ciudadano" para presionar con extorsión y chantaje.
Qué pasará?
Los prefectos no firmarán. En el preacuerdo del diálogo el vicepresidente firmo un documento que establece 30 días de diálogo. Pero el gobierno ahora no quiere cumplir ese plazo. Quiere la firma ya. Una firma que más que rubricar un diálogo de consenso es una capitulación. El gobierno quiere que se firme un documento que no reconoce la autonomía, no devuelve el IDH y garantiza la adhesión de los gobernadores al proyecto de nueva constitución del MAS, incluyendo la convocatoria a referendo apara aprobarla. Esto es bastante extraño ya que es competencia del parlamento convocar a referendo nadional y no así de los prefectos. Evo pide algo que no se le puede dar.
La intención de todo esto es desatar el conflicto. Eso es lo que busca Evo. Generar el caos para tener argumentos con los que dictar un estado de sitio y descabezar la oposición cruceña. Obligado a dialogar por UNASUR esta prestándose a representar como una obra de teatro su intención al diálogo. Pero sabiendo que con esto no va a obtener lo que el quiere, impulsa la conflictividad en Santa Cruz.
Pese a que las autoridades de Santa Cruz, dirigentes cívicos, convocan a la paz y a "recibir con los brazos abiertos" a la horda de armados, el pueblo cruceño se debate entre el miedo y la inacción. Grupos de ciudadanos se están organizando para la posible agresión de los campesinos mandados por el gobierno. Aquí se está gestando un nuevo capítulo de enfrentamiento entre bolivianos propiciado por el gobierno de Evo Morales. Con la anuencia de la OEA y UNASUR. Los habitantes de Santa Cruz, desprotegidos por todas las instancias nacionales, e internacionales y atacados directamente con grupos armados por el gobierno, no pueden creer lo que están viviendo. Y en esa desesperación pueden surgir reacciones impredecibles.
Liderazgo en juego
Esta será una dura prueba para el prefecto gobernador de Santa Cruz que está involuntariamente colocado entre dos opciones funestas. Si se decide por una posición de defensa contra los invasores armados, el gobierno lo hará detener. Si por en cambio no se manifiesta contrariamente a la invasión campesino-militar y esto produce muertes, perderá el respeto de grandes sectores de la población cruceña que hasta ahora lo respaldan. Ese es el juego planteado por el gobierno. Un juego de perder o perder. El prefecto es pacifista, no apuesta por las armas. Es un político democrático en un escenario donde ni la democracia ni la política parecen ser ya los elementos del debate. El ambiente es de hechos, de fuerza, de confrontación avivada, estimulada por el propio gobierno. Y en este escenario los liderazgos políticos ya han perdido bastante fuerza de acción. Si hay violencia surgirán liderazgos de violencia. Este es el triste camino por el que nos está llevando Evo Morales.
Sólo queda, contra todos los pronósticos, contra todos los anuncios, desear que los campesinos entren a Santa Cruz y no haya muertos. Un deseo de paz que en estos tiempos y en esta situación resulta irrisoriamente iluso.
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Hace 5 horas
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