jueves, 18 de septiembre de 2008

La cumbre de Unasur

DESDE BARCELONA.- Nos parece muy importante la convocatoria de los mandatarios de los países de la Unión Suramericana de Naciones para debatir sobre la grave situación que atraviesa la hermana República de Bolivia en relación a los proyectos autonómicos de sus prefecturas (departamentos o gobernaciones) y al nuevo proyecto de Constitución que pretende imponer el Presidente Evo Morales que no es otro que la centralización, la visión autocrática e ideologizante del poder en consonancia con los postulados del Socialismo del Siglo XXI que propugna el presidente Chávez.

Y nos parece bien importante que los mecanismos internacionales de este subcontinente se activen para procurar evitar el enfrentamiento entre hermanos y reestablecer el clima de paz, que a duras penas había logrado instaurarse en estas tierras de gracia. De la declaración que leyera al mundo la Presidenta Chilena y protempore de la Unasur, Michelle Bachelet, se desprendía o así lo entendimos nosotros que los sectores involucrados en el enfrentamiento que, lamentablemente, arrojara unas decenas de muertos y heridos, debían sentarse a dialogar para buscar salidas, puntos de coincidencia alrededor de la preservación de la democracia.

Sin embargo no había regresado Evo Morales de Chile cuando el ejército boliviano, según informaciones de los medios televisivos de ese país, informaban al mundo que en la mañana del pasado martes un grupo élite del ejército boliviano detenía en sus oficinas de la prefectura de Pando al máximo dirigente de ese departamento Leopoldo Fernández, cabecilla de la oposición y uno de los prefectos mas votados en el referendo revocatorio convocado por el Presidente Boliviano.

Claro está entonces, que el mandatario no entendió bien los acuerdos alcanzados en la cumbre, puesto que, en vez de sentarse a dialogar sólo envió una señal al resto de los prefectos de cual sería su actuación en las desavenencias políticas que vive su país.

Una bofetada a la Bachellet y a Lula Da Silva y a todos aquellos, en verdad la mayoría, que abogaban por el diálogo como vía para la solución del problema boliviano.

Esta acción temeraria del Presidente de Bolivia violentando los más elementales principios del derecho penal y los universales de la presunción de inocencia al igual que el derecho a la defensa y al debido proceso, traerá, sin duda alguna, graves consecuencias para la paz y la estabilidad democrática de esa región.

Si lograra amedrentar al resto de los prefectos se le estaría asestando un grave golpe a la disidencia, factor clave en toda democracia y si por el contrario estos radicalizan la protesta en solidaridad con el prefecto de Pando, la salida militar sería inevitable y con ella, los recuerdos dolorosos de una nueva dictadura en la joven Patria Boliviana. El pronunciamiento de la Unasur, o mejor, de su Presidenta, es necesario para encausar los deseos de todos sus miembros de una política de diálogo y de entendimiento de los sectores involucrados en el conflicto (gobierno y oposición) para así, aprovechar la oportunidad de evitar un incendio continental, puesto que, en Nicaragua, Ecuador, Venezuela, Honduras y extrañamente también en Paraguay y Uruguay, el fantasma de los gobiernos autoritarios comienza a despertar y quizás mañana, tendremos en estas tierras de libertadores un proyecto hegemónico que no respete las disidencias y no soporte las críticas. La oportunidad es propicia para contener los liderazgos mesiánicos que amenazan con el exterminio total de todo lo que signifique progreso, desarrollo y libertad.
PANCHO AGUILARTE
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