En el exterior se ignora las condiciones de la confrontación en el país y el proverbial doble discurso del régimen imperante.
A tiempo de emprender viaje a Libia e Irán, el presidente Evo Morales encomendó a cinco de sus ministros buscar un nuevo acercamiento con los prefectos de la "media luna", según reporte de la agencia noticiosa oficial.
Anteriormente, dispuso lo mismo, sin que empero el diálogo hubiese prosperado; circunstancia que permite inferir que luego de la promulgación del decreto de convocatoria a referendo múltiple en diciembre próximo, tampoco será posible un avenimiento; peor si las autoridades regionales no tardaron en rechazar la medida, lo que inclusive impediría un encuentro siquiera entre ambas partes.
Llama la atención, desde luego, que el primer mandatario delegue una tarea que no sólo debiera serle insoslayable en cumplimiento de sus obligaciones, sino que le fue demandada más de una vez por sus interlocutores regionales, sin merecer la atención que se merecían. En este orden, más bien, no faltaron motivos para que el jefe del Estado se retirara aduciendo otros compromisos con ocasión de las últimas reuniones con los prefectos, excepción hecha del de Santa Cruz, y sin que consiguientemente se llegase a acuerdo alguno.
Se trata ahora de una decisión adoptada en sesión de emergencia del gabinete y para procurar resolver los problemas, a decir de la información que nos ocupa, la que precisa, además, que el Ministro de Hacienda tratará de entrevistarse con el prefecto de Santa Cruz; el de Trabajo con el de Tarija; el de Defensa Legal de Recuperaciones Estatales con el de Pando; el de Salud con el de Beni, y el de Obras Públicas con la prefecta chuquisaqueña.
La versión añade que es intención del Presidente acercarse a los prefectos como
"una muestra de que sigue apostando al diálogo" y que, por ello, sus colaboradores deberán "recoger las iniciativas, preocupaciones y propuestas" de las autoridades mencionadas.
El ambiente, cabe recalcarlo, no es sin embargo propicio para el cumplimiento de tal cometido, dada la molestia generada en aquella parte del territorio por el decreto de marras, a lo que debe sumarse las convocatorias a la desobediencia y el desacato emanadas de sus representantes en funciones públicas o de carácter cívico.
Atento este hecho, lo más probable es que el anuncio sea para consumo externo, donde se ignora las verdaderas condiciones de la confrontación política y social en el país y el proverbial doble discurso del régimen imperante, que en momentos cruciales como los de la semana que concluye, pasó por alto hasta las bien encaminadas gestiones que sus adversarios habían iniciado para conseguir la mediación de la Iglesia Católica y la Organización de Estados Americanos.
No cabe duda, pues, acerca de que el señor Morales encontrará al retorno de su periplo una situación empeorada y de cada vez más difícil solución, en virtud de que la crisis que aqueja a Bolivia es fruto, justamente, del choque entre el proyecto oficialista de Constitución y los procesos autonómicos en las regiones citadas, más allá tanto de los factores que descalifican al sistema electoral como instrumento catalizador de la genuina voluntad popular, cuanto del irregular empoderamiento de sectores de la sociedad civil que al parecer quisieran reemplazar a la institucionalidad del Estado en la toma de decisiones de interés general.
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