Hay algo patético en la situación a la que se ve ahora enfrentado José Luis Exeni, comunicador social, que aceptó el reto de convertirse en presidente del máximo organismo electoral del país (CNE).
Por dos veces consecutivas, Exeni se ha visto desautorizado por el gobierno, hechos que nos dejan ver que en nuestro país no sólo no existe independencia de poderes, sino que Exeni se ha convertido en cautivo del gobierno al que aceptó 'colaborar' y que ahora le muestra de manera contundente que no lo contrató para servidor público sino como incondicional y servil administrador de una seguidilla de procesos ilegales, con fraude incluido.
En el proceso del referéndum revocatorio, Exeni se arriesgó a administrar la citada consulta plagada de ilegalidades y de una reglamentación desproporcional y antidemocrática, además de haber sido condicionada a un padrón electoral inflado y prefabricado para el fraude.
En aquella ocasión, Exeni, en medio del temporal de denuncias y descontentos, trató de lavarle la imagen a la CNE, estableciendo una resolución en conjunto con las cortes departamentales en la que acordó regular el porcentaje para prefectos revocados o reconfirmados a la regla universal del 50% más uno; resolución que fue descalificada por el Ejecutivo, que planteó de manera burlesca que la CNE estaba para administrar y cumplir las leyes y no para interpretarlas, advirtiéndole que no debía tomarse atribuciones propias del Tribunal Constitucional (descabezado en Bolivia). De tal manera que la resolución quedó sin efecto y se la tomó como una simple recomendación que el Ejecutivo desoyó por supuesto.
En la presente oportunidad, José Luis Exeni, ha planteado la imposibilidad de administrar el Referendum combo: dirimitorio, de constitución, de prefectos, subprefectos y consejeros departamentales. Exeni ha fundamentado esta imposibilidad en la ilegalidad de la convocatoria por decreto, en los plazos que no se respetan y en las denuncias sobre graves irregularidades que han prosperado en el padrón electoral y que plantean serios indicios de fraude.
José Luis Exeni, fue claro en su resolución en la que planteó que no administraría los referendums requeridos hasta que se subsanen las irregularidades señaladas, pero para sorpresa de la ciudadanía el viceministro de movimientos sociales, Sacha Llorenti, salió a plantear a la opinión pública que su gobierno no aceptaba las 'sugerencias' que había hecho la CNE, dejando nuevamente por sentado que la ley la establece el gobierno y que para Morales y su gabinete no existe separación de poderes, puesto que la CNE sólo está para cumplir y no para emitir un fallo respecto a administrar o no una consulta.
Resulta de esto que el gobierno volvió a exigir que Exeni cierre la boca, nuevamente le dio una contraorden y lo dejó fuera de escena, mostrándole que su papel se limita a presidir una corte que debe estar sometida y genuflexa al gobierno.
Exeni, parece haber caído en la trampa de convertirse en rehén de quienes se prestó a 'colaborar'.
Su síndrome es distinto al de Estocolmo, que implica el establecimiento de vínculos de sumisión que se confunden con vínculos afectivos por el temor que el rehén siente hacia sus captores. El caso de Exeni está dentro del síndrome de los que se alían con los tiranos, una historia similar a la que toma la película 'El último rey de Escocia' que relata la vida de un joven que huyendo de una vida acomodaticia y aburrida en su país elige un destino al azar y acaba instalándose en Uganda y prestando servicios al temible y sanguinario dictador Idi Amín Dada. El personaje de la película ha sido inspirado en varios occidentales reales que formaron parte del entorno de Idi Amín en los años 70, gente muy diversa: aventureros, intelectuales, científicos, artistas, estafadores. Este es el personaje del síndrome Exeni, un chico que deja volar su fantasía y quiere vivir una aventura política, al chico le atraen las situaciones arriesgadas, no ve el peligro sino solamente lo que quiere ver, hasta que la realidad que le plantea la tiranía se transforma en una pesadilla que pesa sobre sus hombros y amenaza su propia vida..
El síndrome Exeni, tiene que ver con aquellos que aceptan servir a un tirano por ambición, por las prebendas, por el valor de oportunidad, pero que luego tropiezan con el alto precio que esto conlleva, porque los tiranos no relativizan ni consideran las decisiones personales, exigen que sus súbditos se adscriban al sistema totalitario que es orgánico y que no acepta decisiones que se aparten de la línea del partido, tildando de traidores a quienes no se adscriben a ellas. Estas ideas totalitarias atan de manos y apresan a quienes ingresan al sistema.
Exeni, se encuentra ahora ante la disyuntiva de seguir fungiendo como un pelele, como un muñeco del gobierno ventrílocuo, o renunciar a presidir una institución del Estado que bajo su mandato se ha convertido en rehén y que está viavilizando una dictadura administrando elecciones ilegales que pretenden disfrazarse de democracia.
A pesar de padecer un síndrome que encarna debilidad de carácter, ambición y sumisión y que redunda en una sintomatología que encarna la castración y alienación del propio yo en aras de obedecer el mandato del tirano, Exeni, quien cada vez que se encuentra entrampado en este tipo de disyuntiva comete el acting de mutilarse el bigote, tiene ahora que tomar una decisión final. Si le dice a Evo Morales que no es su esclavo a sueldo, quizás pueda por lo menos salir del fango en el que su yo corre el riesgo de expirar definitivamente.
Autor: Centa Reck
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Por dos veces consecutivas, Exeni se ha visto desautorizado por el gobierno, hechos que nos dejan ver que en nuestro país no sólo no existe independencia de poderes, sino que Exeni se ha convertido en cautivo del gobierno al que aceptó 'colaborar' y que ahora le muestra de manera contundente que no lo contrató para servidor público sino como incondicional y servil administrador de una seguidilla de procesos ilegales, con fraude incluido.
En el proceso del referéndum revocatorio, Exeni se arriesgó a administrar la citada consulta plagada de ilegalidades y de una reglamentación desproporcional y antidemocrática, además de haber sido condicionada a un padrón electoral inflado y prefabricado para el fraude.
En aquella ocasión, Exeni, en medio del temporal de denuncias y descontentos, trató de lavarle la imagen a la CNE, estableciendo una resolución en conjunto con las cortes departamentales en la que acordó regular el porcentaje para prefectos revocados o reconfirmados a la regla universal del 50% más uno; resolución que fue descalificada por el Ejecutivo, que planteó de manera burlesca que la CNE estaba para administrar y cumplir las leyes y no para interpretarlas, advirtiéndole que no debía tomarse atribuciones propias del Tribunal Constitucional (descabezado en Bolivia). De tal manera que la resolución quedó sin efecto y se la tomó como una simple recomendación que el Ejecutivo desoyó por supuesto.
En la presente oportunidad, José Luis Exeni, ha planteado la imposibilidad de administrar el Referendum combo: dirimitorio, de constitución, de prefectos, subprefectos y consejeros departamentales. Exeni ha fundamentado esta imposibilidad en la ilegalidad de la convocatoria por decreto, en los plazos que no se respetan y en las denuncias sobre graves irregularidades que han prosperado en el padrón electoral y que plantean serios indicios de fraude.
José Luis Exeni, fue claro en su resolución en la que planteó que no administraría los referendums requeridos hasta que se subsanen las irregularidades señaladas, pero para sorpresa de la ciudadanía el viceministro de movimientos sociales, Sacha Llorenti, salió a plantear a la opinión pública que su gobierno no aceptaba las 'sugerencias' que había hecho la CNE, dejando nuevamente por sentado que la ley la establece el gobierno y que para Morales y su gabinete no existe separación de poderes, puesto que la CNE sólo está para cumplir y no para emitir un fallo respecto a administrar o no una consulta.
Resulta de esto que el gobierno volvió a exigir que Exeni cierre la boca, nuevamente le dio una contraorden y lo dejó fuera de escena, mostrándole que su papel se limita a presidir una corte que debe estar sometida y genuflexa al gobierno.
Exeni, parece haber caído en la trampa de convertirse en rehén de quienes se prestó a 'colaborar'.
Su síndrome es distinto al de Estocolmo, que implica el establecimiento de vínculos de sumisión que se confunden con vínculos afectivos por el temor que el rehén siente hacia sus captores. El caso de Exeni está dentro del síndrome de los que se alían con los tiranos, una historia similar a la que toma la película 'El último rey de Escocia' que relata la vida de un joven que huyendo de una vida acomodaticia y aburrida en su país elige un destino al azar y acaba instalándose en Uganda y prestando servicios al temible y sanguinario dictador Idi Amín Dada. El personaje de la película ha sido inspirado en varios occidentales reales que formaron parte del entorno de Idi Amín en los años 70, gente muy diversa: aventureros, intelectuales, científicos, artistas, estafadores. Este es el personaje del síndrome Exeni, un chico que deja volar su fantasía y quiere vivir una aventura política, al chico le atraen las situaciones arriesgadas, no ve el peligro sino solamente lo que quiere ver, hasta que la realidad que le plantea la tiranía se transforma en una pesadilla que pesa sobre sus hombros y amenaza su propia vida..
El síndrome Exeni, tiene que ver con aquellos que aceptan servir a un tirano por ambición, por las prebendas, por el valor de oportunidad, pero que luego tropiezan con el alto precio que esto conlleva, porque los tiranos no relativizan ni consideran las decisiones personales, exigen que sus súbditos se adscriban al sistema totalitario que es orgánico y que no acepta decisiones que se aparten de la línea del partido, tildando de traidores a quienes no se adscriben a ellas. Estas ideas totalitarias atan de manos y apresan a quienes ingresan al sistema.
Exeni, se encuentra ahora ante la disyuntiva de seguir fungiendo como un pelele, como un muñeco del gobierno ventrílocuo, o renunciar a presidir una institución del Estado que bajo su mandato se ha convertido en rehén y que está viavilizando una dictadura administrando elecciones ilegales que pretenden disfrazarse de democracia.
A pesar de padecer un síndrome que encarna debilidad de carácter, ambición y sumisión y que redunda en una sintomatología que encarna la castración y alienación del propio yo en aras de obedecer el mandato del tirano, Exeni, quien cada vez que se encuentra entrampado en este tipo de disyuntiva comete el acting de mutilarse el bigote, tiene ahora que tomar una decisión final. Si le dice a Evo Morales que no es su esclavo a sueldo, quizás pueda por lo menos salir del fango en el que su yo corre el riesgo de expirar definitivamente.
Autor: Centa Reck
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