viernes, 12 de septiembre de 2008

Bolivia arde

Fuego, quema de llantas, tomas de instituciones, enfrentamientos que tienen un efecto dominó, lucha cuerpo a cuerpo en las calles, gases lacrimógenos, heridos, rostros sangrando, rostros cubiertos por máscaras, gritos, piedras, ciudades saqueadas.

Media Bolivia arde. No es poca cosa, es la guerra, es la batalla de los que quieren ser escuchados contra los que no quieren escucharlos, es una verdadera guerra intestina, son los ciudadanos armados de palos, hondas y botellas de vinagre, chicotes, piedras y todo lo que encuentran.

Jóvenes que deambulan las calles, que van de institución en institución ganando un territorio que significa la esperanza de golpear la conciencia de los que les han roto los vínculos sociales, de los que nos han enfrentado y nos siguen dando cuerda, y siguen armando estrategia tras estrategia para que no tengamos tregua y no dejemos de enfrentarnos.

El presidente Morales en vez de buscar un pacto, en vez de propiciar un diálogo sigue procurando las estrategias para implementar su proyecto así sea a costa de rompernos a todos.

Rompiendo vidrios, desahogando la furia contenida, la impotencia de haber sido violados en el derecho a participar en los destinos del país, desfogando la frustración de no haber encontrado un cause para continuar, para tener un punto de empalme con el futuro en el que se quiere inscribir un destino para los hijos, un proyecto que pueda significar esperanza y no una locura más, ciudadanos que no quieren seguir arriesgándose al proyecto con el que el Presidente nos está queriendo hacer entrar en otro experimento más de poder que tiende a que algunos se campeen y se afiancen en el palacio de gobierno.

Es la guerra de los que se sienten desestimados, acorralados, de una sociedad frustrada por años, por tantos desaciertos, por tantos engaños, y que después de una larga historia sienten que vuelven a ser engañados en su buena fe.

Después de la furia desatada, el gobierno ha comenzado a sacar cuentas de los daños que se han infligido a las instituciones del Estado. Se rasgan las vestiduras por el ducto que se ha hecho estallar en Villamontes cuya perdida se estima en 100 millones de dólares, atentado cuya autoría está en serias dudas, porque se habla incluso de un autoatentado.

Es cierto que las pérdidas materiales no se pueden desestimar ni subestimar, pero el gobierno no habla de la pérdida de fe que está sufriendo nuestro pueblo, no hace ni una sola alusión a la pérdida de insititucionalidad, al menoscabo del principio de autoridad, a la disminución frenética de los derechos, de las libertades, del estado de derecho.

¡Bolivia arde señores! Nos quema en las manos, nos pone al filo del vértigo, mientras el Presidente y su gabinete siguen jugando al arte de la guerra, siguen armando estrategias para que nuestro exterminio pase desapercibido, para encubrir el posible genocidio que se está proyectando, el choque que se está programando en medio de la guerra que se ha desatado, para tratar de que nadie identifique a los verdaderos culpables, a los que son los autores intelectuales de la Bolivia que ahora es desgraciadamente un incendio y un polvorín a punto de estallar.
por Centa Reck
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