viernes, 5 de septiembre de 2008

Decálogo para enfrentar a Evo Morales

Primero. Evo Morales no representa el interés de los bolivianos. A pesar de su apariencia indígena, tampoco representa el interés de las etnias bolivianas. Es un agente al servicio de fuerzas internacionales agrupadas alrededor del Foro de Sao Paulo.
 
Segundo. La oposición boliviana no lucha contra un gobierno nacional, sino contra un conglomerado internacional que utiliza a Evo Morales para apoderarse de Bolivia. Por eso, cada vez que Morales se encuentra en aprietos, salen sus aliados a respaldarlo públicamente y a prestarle todo su apoyo.
 
Tercero. Evo Morales no es un demócrata. Luego de derrocar a dos gobiernos usando métodos anti-democráticos, decidió amoldarse al sistema –participando en las elecciones– únicamente para llegar al poder. Una vez en la Presidencia, utiliza las instituciones del Estado para destruir la democracia desde dentro.
 
Cuarto. No es posible derrotar a Evo Morales electoralmente. El gobierno boliviano ya cuenta con el método cubano-venezolano para cometer fraude. El padrón electoral está actualmente tan tergiversado que no es posible sostener unos comicios libres y transparentes sin antes depurarlo.
 
Quinto. Los partidos políticos de oposición no están en condiciones para enfrentar ellos solos al gobierno; porque –debido a su formación– están acostumbrados al diálogo y a la negociación. Un dictador como Evo Morales no cree en el diálogo, ni en la negociación, sino que los usa para ganar tiempo, mientras consolida su proyecto totalitario. Por eso, la sociedad civil no partidista –esa que sale a la calle a protestar– debe tomar mayor liderazgo.
 
Sexto. El tiempo cuenta a favor del oficialismo. Mientras que la oposición debe financiar sus actividades con recursos propios y, por tanto, limitados, el gobierno boliviano cuenta con las arcas del Estado y con el financiamiento inagotable que le envía Hugo Chávez. Además, cada día que pasa, el gobierno lo aprovecha para destruir los pocos espacios democráticos que quedan. Por eso, mientras más tiempo dure Evo Morales en el poder, más difícil será sacarlo.
 
Séptimo. La única manera de lograr un cambio de gobierno en Bolivia es mediante acciones de calle, pacíficas, simultáneas, y generalizadas; es decir, en todo el territorio nacional. La convocatoria oficialista a un referendo para aprobar una Constitución ilegal debe servir de incentivo para organizar la protesta.
 
Octavo. La oposición boliviana debe estudiar detalladamente el proceso político venezolano de los últimos diez años, porque eso equivale a anticiparse a su propio futuro. Entre las lecciones que debe aprender es no repetir los errores cometidos por los dirigentes opositores venezolanos.
 
Noveno. Urge usar la información del computador de Raúl Reyes. Los aliados a Evo Morales –y posiblemente el propio Morales– están estrechamente vinculados a las FARC y, por tanto, son cómplices de narcoterrorismo y de otros delitos de lesa humanidad. La información contenida en el computador confiscado a Raúl Reyes puede ser de gran utilidad para liberar a Bolivia de la dictadura.
 
Décimo. Dado que Evo Morales trabaja para una mafia internacional, la oposición boliviana debe dar la batalla no sólo en el campo interno, sino también en el campo continental, buscando alianzas con los sectores democráticos de América Latina.

Por Alejandro Peña Esclusa
Fuerza Solidaria


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