viernes, 5 de septiembre de 2008

El caldero por reventar

Evo Morales ha convocado irracionalmente, por decreto y violando la constitución y las leyes vigentes, a un nuevo referendo, esta vez para aprobar el espurio texto constitucional del Movimiento al Socialismo (MAS), adoptado, primero, en un cuartel militar y, luego, en Oruro, donde las hordas oficialistas impidieron por la fuerza la participación de la oposición. Con su "decretazo" cierra toda posibilidad de concertación democrática y pone en evidencia el abuso, la desconsideración y la intolerancia, justificada por una propaganda indecente, diseñada por mercenarios de la pluma.

Las amenazas se multiplican en las huestes de la barbarie, los sanguinarios "ponchos rojos"(1), los "movimientos sociales" alteños(2) prestos a la crueldad, los agresivos "colonizadores"(3) de San Julián, siempre dispuestos a la lucha fratricida sin destino, y hasta un manso alto mando militar comprometido con la ilegalidad antidemocrática del populismo. Todo esto junto a una política internacional alineada con el autócrata de Caracas, con la Libia terrorista que procura dar señales de arrepentimiento, y con la "eclesiocracia" (V. Max Weber en su análisis de la sociología de la dominación) de los ayatolaes de Irán.

Los "termocéfalos" del extremismo proclaman el socialismo del siglo XXI inventado para Hugo Chávez, e incitan a arrasar las instituciones, la constitución y los valores democráticos. No está ausente el torpe y canallesco manejo político de la economía y las finanzas públicas por ignaros funcionarios. Mientras tanto, la inflación crece, hay carestía y, lo insólito: en el país del gas, éste no alcanza para sus ciudadanos.

Evo Morales antes lanzó el chantaje: "o hay diálogo o convoco al referendo para aprobar la constitución por decreto". Claro que, para él, diálogo es sinónimo de imposición consentida. Tampoco cumplió; se apresuró en convocar a un referendo ilegal y tramposo; una nueva zancadilla artera que lleva consigo el pecado del mismo padrón adulterado que sirvió para el fraude escandaloso del revocatorio del 10 de agosto. El apresuramiento obedece a no dejar tiempo para depurar de las listas a "ciudadanos" que votaron varias veces en un acto eleccionario, y hasta a los muertos que lo hicieron antes. Hay que repetirlo: el padrón de electores alterado servirá nuevamente para un inmenso engaño. Ni el observador principal de la OEA, Eduardo Stein, que en el último referendo revocatorio se mostró parcializado con el populismo y groseramente sectario, pudo ocultar la necesidad de revisar ese maldito padrón adulterado con vicios que llevan al fraude.

Este es el estilo chabacano, soez e inmoral de un mandatario que está convencido que  lo puede todo porque goza de una "divina impunidad". Pero no sabe –por supuesto no conoce la historia–, que los déspotas, los soberbios, los pendencieros, los abusivos, los arbitrarios, los corruptos y, sobre todo, los ignorantes, acaban destruidos y despreciados por sus propios seguidores. Que comprenda esto, sería pedirle peras al olmo.

En el texto objeto del referendo hay un trasfondo siniestro: imponer –fraudulentamente, se entiende– una satrapía eternizada, por al afán de Evo Morales de perpetuarse en el poder, a través de sucesivas e ilimitadas reelecciones, como se propone en el proyecto constitucional.  El texto oficialista, manchado con sangre, es sectario, no consensuado y resultado de la pretensión de consolidar una dictadura a la venezolana. El fraude ya está montado por el populismo de Evo Morales, para aprobarlo como una constitución aún más perversa que la chavista.

La justa reacción, ya es evidente. Los dirigentes de Chuquisaca, Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, afirman que no permitirán que se realice en sus territorios el referendo propuesto. Plantean la desobediencia civil, como medio de lucha contra la opresión y el abuso de poder; desobediencia como "mecanismo de protesta social que llama a la negativa a prestar obediencia a las leyes y decretos de algún gobierno o poder establecido", o sea la lucha popular contra la autoridad para rectificar errores, abusos e ilegalidades (Henry David Thoureau -1817-1862).

La resistencia civil planteada hace recordar que el hindú Mahatma Gandhi, con su estrategia de boicotear al gobierno, mediante huelgas y movilizaciones, desconociendo la autoridad impuesta, obtuvo la victoria final. No aparece otra acción viable ante los aprestos violentos del gobierno. Se impone la resistencia civil a un acto electoral que se basa en la inmoralidad y la prepotencia. Seguramente, esta práctica manipuladora tendrá el respaldo del Chávez, Correa, Fernández de Kirshner, Ortega y otros pocos sátrapas.   

El poder engolosina, llena de gozo, satisface ansias de predominio, acentúa la soberbia y, lo que es peor, en Bolivia es acicate para la torpeza, la ilegalidad y la corrupción. Pero, como no es posible "sembrar nabos en las espaldas del pueblo", siempre hay límites, y ahora se los está rebasando, aumentando el peligro de ese "big bang" que hará reventar nuestro pequeño universo en el centro de América del Sur.

Ya se dice: "que el último que se vaya, que apague la luz". Pero ¿qué luz quedaría? Sólo las tinieblas del caos y la destrucción nacional. Y, como así están los ánimos, hay temor que prevalezca la idea de que "no hay salidas fuera de la violencia".

Si el gobierno no para su locura, el caldero del odio que él mismo ha creado va a reventar y, entonces, todos perderemos.

(1) Milicias paramilitares campesinas organizadas por el gobierno.
(2) Grupos de choque pro gubernamentales de la ciudad de El Alto de La Paz.
(3) Campesinos migrantes del Occidente de Bolivia que operan en el agro de Santa Cruz.


por Marcelo Ostria Trigo
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