En muchos hogares cruceños, principalmente de las zonas alejadas de la capital, las familias se han visto obligadas a recurrir a la leña para cocinar sus alimentos ante la escasez de gas licuado.
En el afán de conseguir el producto, la gente hasta madruga para hacer fila fuera de las distribuidoras. La desesperación por comprar una garrafa de gas lleva a la población incluso a bloquear las avenidas en protesta por este problema.
El martes pasado, por ejemplo, unas 300 personas, que hacían fila en la distribuidora Gran Chaco Sur, cortaron las dos vías del cuarto anillo por algunas horas. Este tipo de medida de protesta se realiza casi de forma diaria. Y es que la gente está desesperada porque no encuentra el GLP con facilidad.
En los barrios la quejas de las amas de casa son frecuentes, ya que en algunas zonas desde hace varias semanas que el combustible escasea. Debido a ello, en el barrio 24 de Septiembre, ubicado en la zona del Plan Tres Mil, al menos en cinco casas de una cuadra, las amas de casa cocinan a leña.
Lo mismo sucedía en otras áreas de la ciudad. Marcelina Sánchez, vecina de la avenida Cumabi final, comentó que compró leña para cocinar porque no encontró gas en ninguna tienda y tampoco en las distribuidoras.
Pero el problema no sólo afecta a las familias, sino también a los negocios. Marcelino González, que tiene su puesto de venta de comida rápida en la rotonda del Plan Tres Mil, manifestó que tuvo que preparar los alimentos en la cocina a leña de su casa para no fallar con el almuerzo a sus clientes asiduos.
Fabiana Méndez, de la Villa Primero de Mayo, también es dueña de un pequeño negocio de comida en su zona. Ella tiene cinco garrafas, pero en la distribuidora sólo venden dos garrafas de gas por persona. Por eso, ella está obligada a acudir a la fila junto con su hijo o su esposo para poder comprar al menos cuatro. “Mi esposo trabaja en una empresa y a veces me acompaña a comprar gas. Esta semana no lo ha hecho porque en su trabajo lo han reñido por llegar tarde”, comentó la mujer.
Otra que acude acompañada de un familiar para comprar gas es Susana Parada, del barrio Guaracachi. Por la escasez de gas licuado, esta señora, que se dedica a la elaboración de pan, dice que ha tenido que cambiar sus hornos a gas por los de leña. “Vendo menos panes, pero qué le vamos a hacer, así de mal estamos”, sostuvo.
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