martes, 28 de octubre de 2008

¿Mano negra o crónica negra?

Hay noches en las que me despierto con la extraña sensación de que todo lo que nos está pasando es una pesadilla. Los episodios recientemente vividos en nuestro país, pasan como una película por mi cabeza. El 11 de Enero en Cochabamba con el triste saldo de la cruel saña con la que mataron al joven Urresty, Huanuny en el pleno fragor del fratricidio, el episodio de La Calancha y los chicos que lucharon para terminar embanderados en un ataúd, Pando en llamas y la historia mal contada, descontada, recontada, retapada; y el sentimiento amargo se vuelve una mano negro cuando recuerdo las últimas frases que dicen que “Pando es una niña mimada del gobierno” y que por lo tanto la seguirán manteniendo cautiva y secuestrada con el fin de “cuidarla”.

Cuesta creer que la política haya cedido su lugar a los cercos, las persecuciones, las intimidaciones, incluso públicas, por las listas de disidentes, cívicos y periodistas perseguidos, por esa forma inequívoca de sembrar el terror y la inseguridad de estar siendo seguidos paso a paso por los captores.

Todo esto se vuelve aún más desconcertante ante opiniones como la del Senador tarijeño Roberto Ruiz Bass Werner, quien bajo el título de “La crónica negra de Emilio Martínez', se declara indignado contra la supuesta campaña de desprestigio desatada en contra de Rodolfo Matarollo, funcionario de UNASUR, quien está a cargo de las investigaciones encargadas de esclarecer la controvertida confrontación acaecida en Pando.

Ruiz, en su alegato habla de su experiencia en Tucumán en el año 1976, etapa que coincidentemente yo también viví en Córdoba y que por supuesto siempre me ha parecido una página repelente y negra de la historia, como tantas otras que no deberían volverse a repetir en ningún lugar del planeta.

Las reflexiones de Roberto Ruiz, hace un minucioso detalle de asesinatos que ocurrieron como parte de la dura represión desatada sobre organizaciones populares y revolucionarias que llevaron a detenciones, torturas y confinamientos en la Argentina de los 70, planteando que el hoy comisionado de UNASUR fue difamado en el papel de DD. HH, que cumplió en esa época.

Pero abstrayéndonos de tocar el pasado de Matarollo, y de entrar en la actividad que desarrolló durante la dictadura de Videla, sabemos que él se encuentra ahora al servicio de UNASUR, una organización que funciona bajo las órdenes de Chávez y que se ha mostrado francamente parcializada en cuanto a sus intervenciones en la actual crisis de Bolivia. Sabemos que la comisión que preside Rodolfo Matarollo ha realizado sus “investigaciones” en Pando, fuertemente resguardada por custodia militar, situación que los ha privado de libertad para establecer contactos y recabar testimonios imparciales, y que esta comisión ha aceptado levantar informes y declaraciones casi en exclusividad a los que les propone el gobierno y en presencia de la guardia del Ejercito y personas del Ejecutivo, con quienes tienen una connivencia que no es precisamente un indicador de imparcialidad.

Prueba de esta situación es que la comisión no llegó en su primer viaje a la frontera de Brasil - Brasilea- ciudad en la que se encuentran los confinados y escapados de las persecuciones; en esa primera oportunidad la comitiva declaró que no iría a buscar a los más de tres mil perseguidos, porque su investigación se limitaba a los confines del territorio boliviano. Sólo después de muchas críticas, han planteado que una comisión brasileña irá a tomar las declaraciones, lo que nos puede hacer suponer que se estaría cuidando de que Matarollo no se “contamine” con esos relatos para que su informe sea “fríamente calculado”, tal como lo ha pedido o lo ha comprometido UNASUR.

Matarollo quién fue exiliado por acción de una dictadura, ¿no tiene hoy el feeling, la sensibilidad para ir en persona y conversar con los que ahora les ha tocado huir en esta rueda de injusticias en las que se cambian los rótulos y las tendencias de los dictadores y represores pero no la virulencia de las acciones, ni el dolor, ni las secuelas que estas producen en las personas?

¿Y el senador Ruiz BassWerner, que papel juega en esta historia?

Sorprende que vea las injusticias sólo cuando las recuerda a distancia, allá en la Argentina doliente y sangrienta de los años 70, ¿pero no aprendió a reconocer los síntomas del terror, de la violencia, de las persecuciones que se inician y que se pueden desencadenar en cualquier lugar y que siempre tienen cómplices y organismos alcahuetes que no cuentan la verdad, pero que se encargan de instalar muchos “Ministerios de Fusilamientos de informes”, amén de las millonarias campañas mediáticas que se han montado y de toda esa procesión de comedidos que se apuntan para montar desde cualquier lugar y en cualquier horario sus oficinas ambulantes de “Asuntos Necrofílicos” favoreciendo siempre a quienes pueden otorgarles algunos favores y no a la causa de los derechos humanos.

De cualquier manera, todavía el señor Rodolfo Matarollo, no ha emitido su informe. Sabemos que tiene enormes presiones, pero sólo después de que lo haga público, podremos contrastarlo con el material documental con el que se cuenta y con los testigos que existen, por lo que de cualquier manera sabremos que grado de confiabilidad tiene este señor, así como ya sabemos que el Senador Ruiz BassWerner fue presidente del Comité Cívico de Tarija y ha tenido una larga carrera cívico política en la que se dice que ha acuñado una buena fortuna. También sabemos que en las pasadas elecciones salió senador por PODEMOS y que esto no se ha constituido en un óbice para que ahora aparezca defendiendo en forma militante la liga MAS-UNASUR y la comisión enviada por este organismo. Los datos que tenemos sobre el senador Ruíz, constituyen una inmejorable carta de presentación.
Centa Reck
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