LA PAZ, 18 de agosto (apro).- El referéndum revocatorio celebrado el pasado 10 de agosto en Bolivia rompió la tradicional lógica de una elección que deja ganadores y perdedores: Los dos actores enfrentados, el gobierno de Evo Morales y las regiones que reclaman autonomía, resultaron fortalecidos en sus áreas de influencia y, según coinciden los analistas, prolongaron el empate que deja una vez más pendiente la aprobación de una nueva Constitución.
En el referéndum se preguntó a 4 millones de electores si, por una parte, apoyaban al presidente Evo Morales y, por otra, si respaldaban a los prefectos (gobernadores) de los nueve departamentos del país.
Morales obtuvo el 67% de apoyo para continuar su gobierno y los principales gobernadores que luchan por la autonomía regional recibieron un respaldo de entre 56 y 68 por ciento.
El carácter de ambas posiciones, irreconciliables hasta ahora, quedó expresado en el tono de sus celebraciones. Mientras Evo Morales gritaba la tradicional frase de la revolución cubana "patria o muerte" y una multitud reunida en la Plaza de Armas de la Paz le respondió “¡venceremos!”, a mil kilómetros de distancia, en la rebelde y autonomista Santa Cruz, el gobernador vencedor, Rubén Costas, exclamaba junto a sus seguidores: “¡autonomía!”.
Los resultados
Bolivia está conformada por nueve departamentos (La Paz, Santa Cruz, Cochabamba, Tarija, Chuquisaca, Oruro, Potosí, Beni y Pando). Para que Morales dejara la presidencia se requería que los votos por el “No” superaran el 53.7%, es decir, el mismo porcentaje con el que triunfó en las elecciones de diciembre de 2005 con su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS). En el caso de los gobernadores, se debía alcanzar el 50% más uno de los votos para sacarlos de sus cargos.
En tres departamentos (Santa Cruz, Tarija y Beni) se impuso el “No” a Evo Morales. Sin embargo, su victoria por el 67% fue posible gracias a que La Paz concentra un tercio del total del electorado y allí el apoyo al presidente fue abrumador: 83%, según los datos parciales proporcionados por la Corte Electoral.
Respecto de la votación por los gobernadores, cuatro departamentos (Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando) obtuvieron porcentajes superiores a 56% e incluso mayores a los registrados cuando fueron electos para el cargo, en el año 2005. La gobernadora opositora de Chuquisaca, en elecciones anticipadas realizadas en julio de 2008, venció por 51.5 por ciento.
Sólo los gobernadores opositores de La Paz y Cochabamba fueron revocados en su mandato. Los oficialistas de Potosí y Oruro fueron ratificados al obtener más de 50% de votos.
“No veo mucha novedad. Los resultados nos dicen que no cambia el escenario: el presidente se ha fortalecido y los prefectos de la oposición también”, dice a Apro la analista Jimena Costa.
“Las dos partes en conflicto, el presidente Evo Morales y los prefectos autonomistas, han ganado, sólo que unos más que otros. Es decir, globalmente los porcentajes a favor de los autonomistas son mayores que los obtenidos por el presidente”, comenta por su parte el politólogo y exconstituyente Jorge Lazarte.
Estatutos vs. Constitución
Tan significativo como el 67% de apoyo nacional que recibió Morales fue el mayoritario respaldo, de entre 56 y 68%, a los gobernadores de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, regiones que entre mayo y junio de este año fueron a las urnas para aprobar por abrumadora mayoría sus denominados “Estatutos Autonómicos”.
Estos Estatutos establecen la normativa para un régimen autonómico económico y político en cada región que, sin poner en discusión la unidad nacional, define la elección directa de gobernadores y parlamentos regionales, así como la administración y uso directo de sus recursos naturales y económicos.
Sin embargo, los Estatutos Autonómicos no pueden ser aplicados plenamente porque sus disposiciones no forman parte de la Constitución en vigencia.
Mientras tanto, el proyecto de nueva Constitución que el MAS aprobó de manera solitaria en enero pasado en la Asamblea Constituyente, tampoco incorpora el régimen autonómico reclamado por Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando. Esta exclusión, junto a los privilegios políticos y económicos que otorga al sector indígena de la población, ha impedido que el proyecto de Constitución, siete meses después de su aprobación, sea sometido al voto popular.
“Los resultados del referéndum revocatorio eran previsibles aunque, sin duda alguna, la votación del presidente Morales —en términos cuantitativos— ha superado todas las expectativas. Pero en términos estructurales la situación previa al referéndum se mantiene intacta. El oriente del país (Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando) está muy firmemente en contra de Morales y el occidente (La Paz, Oruro, Cochabamba y Potosí) muy a favor de él”, comenta a Apro el analista Ricardo Paz Ballivián.
“El resultado da mucha fuerza al presidente y a los prefectos que promueven la autonomía. El gobierno decía que un apoyo mayoritario iba a significar un respaldo al proyecto de Constitución y que el paso siguiente era convocar al referéndum constitucional. Si lo hace se enfrentará con las regiones donde su apoyo electoral ha disminuido. En resumen, será un error si Evo cree que con el 67% de apoyo puede ir al referéndum por la nueva Constitución y si la oposición regional cree que puede poner en vigencia sus estatutos”, reflexiona otro analista, Fernando Mayorga.
Los resultados del referendo, hasta ahora, han provocado reacciones dispares en el gobierno y los prefectos autonomistas.
El presidente Morales aceptó la necesidad de un diálogo, pero aclaró que debería incluir a más sectores, a los que no identificó, además del gobierno y los prefectos opositores. “He pedido a algunos prefectos que entendamos el pedido del pueblo boliviano, que es el de las transformaciones en democracia, y esas transformaciones en democracia hay que llevarlas durante el diálogo, pero no solamente prefectos y presidente, sino también los distintos sectores”, dijo.
Por su parte, el gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, anunció elecciones para designar a asambleístas, subgobernadores y corregidores departamentales, así como la creación de un "organismo de seguridad", una entidad recaudadora de impuestos y una oficina de coordinación para transferir parte de los recursos generados en la región al resto del país.
El gobernador de Tarija, Mario Cossío, anticipó la convocatoria al denominado “Parlamento del Gobierno Autónomo del Departamento de Tarija”; el gobernador de Beni, Ernesto Suárez, comunicó el funcionamiento del “Consejo Autonómico” que emitirá normas y leyes departamentales; mientras el Prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, aseguró que si el diálogo no funciona, “haremos todas las acciones para cumplir con el mandato popular (autonómico)”.
Dos días después del referéndum, Morales convocó a todos los prefectos ratificados a una reunión en La Paz para el miércoles 13 de agosto. La invitación fue rechazada por los gobernadores de Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija y Chuquisaca, debido a que con anticipación tenían programado en la misma fecha un encuentro en la ciudad de Santa Cruz.
Para el director de Autonomías de la gobernación de Santa Cruz, Carlos Dabdoud, la invitación fue “una jugada deleznable, habida cuenta que él (Evo Morales) sabía que los gobernadores tenían previsto reunirse el miércoles 13, así que me parece que es una invitación a la que se sabe que no se va a asistir”.
¿Y ahora, qué?
Según algunos analistas, la única salida a la actual crisis política de Bolivia, con los bandos en conflicto fortalecidos, la nueva Constitución pendiente de aprobación y los Estatutos Autonómicos a punto de ser aplicados “de facto”, es la negociación. De este diálogo, dicen, debe surgir una Constitución que no privilegie a ningún sector social o racial e incorpore los elementos sustanciales de los Estatutos Autonómicos.
“La concertación pasa por una revisión del proyecto de Constitución del MAS, al igual que los proyectos de Estatutos Autonómicos, para integrar y así tener el pacto social de unidad y de integración de los bolivianos”, sostiene el constitucionalista Carlos Alarcón.
Ricardo Paz Ballivián, mas escéptico, afirma que “las posiciones se radicalizarán más y, como se han estado viendo escaramuzas, ésas se harán más frecuentes y probablemente llegue un momento en el que una de las partes crea que deba asestar el golpe final. Me temo que será el gobierno el que se vea tentado a hacer esto, engañado por el espejismo del resultado del referéndum”.
“En el fondo, el país ha ratificado su polarización. El próximo paso es convencerse de que ambos (gobierno y autonomistas) son fuertes y que no pueden vencerse. Y, como no pueden vencerse, están condenados a entenderse. De otra manera, pueden perder los dos. Se necesitan y tienen la obligación de ponerse de acuerdo”, opina Jorge Lazarte.
Dos días antes del referendo revocatorio, el presidente Morales no pudo llegar a las ciudades de Santa Cruz, Trinidad y Cobija, capitales de tres departamentos autonomistas, debido a que sus opositores bloquearon los accesos a los aeropuertos.
Por la misma razón, fue obligado en la misma semana a suspender en Tarija una Cumbre con los presidentes de Argentina y Venezuela, y atribuyó inmediatamente estos hechos a la existencia de una “dictadura civil” que confabula contra su gobierno.
Después del referendo, esos ánimos beligerantes se encuentran momentáneamente apaciguados. Con el trasfondo de analistas y numerosos sectores que llaman a la negociación, ambos sectores preparan la siguiente movida en el tablero de ajedrez de la política.
Bolivia es, hoy, un país a la expectativa.
Fuente: proceso.com.mx
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