lunes, 25 de agosto de 2008

La ética y el IDH

La ley que garantiza el pago del IDH a los departamentos del país fue aprobada con el apoyo del MAS, pero hoy el gobierno masista está en contra de la misma ley que ayer impulsó. Es factible deducir que en su momento los masistas, mientras eran oposición, respaldaron el IDH porque creían que estos recursos apoyarían el desarrollo de las regiones, pero hoy siendo oficialismo han eliminado el IDH para evitar que prefectos opositores hagan obras. Con esta acción han puesto al país en una disyuntiva, en un verdadero dilema moral.

El IDH, un dilema moral
Editorial de opinion.com.bo

El Impuesto Directo a los Hidrocarburos era, hasta hace poco, sólo eso: un impuesto. Este tributo deben pagarlo las compañías petroleras que trabajan en Bolivia desde la promulgación de la nueva Ley de Hidrocarburos. Este dinero se reparte, según esa misma ley, entre prefecturas, alcaldías y universidades.

Curiosamente, esta norma fue aprobada con el apoyo del MAS (su proyectista) y la resistencia de los partidos opositores. Después de un trámite no exento de dificultades y temores, la ley tuvo que ser sancionada y promulgada por el Congreso, ante la negativa de hacerlo del presidente de entonces, Carlos Mesa.

Desde que el gobierno de Evo Morales decidió echar mano al dinero asignado a las prefecturas para pagar la Renta Dignidad, una medida asistencialista, el IDH se ha convertido en el caballo de batalla de muchas guerras. Los entonces opositores a la aprobación de la ley reclaman la restitución del recorte, cada vez que necesitan una consigna, sea en la lucha autonomista, como en el referendo revocatorio. El Gobierno acude a “su” Renta Dignidad con la misma frecuencia.

Cientos de miles de mayores de sesenta años comenzaron a recibir esta asistencia monetaria sin haberla exigido siquiera. Es obvio que están de acuerdo con ella y estarían dispuestos a luchar en caso de que se intente suprimirla. Ése es el obstáculo mayor de los cívicos que reclaman la totalidad del IDH. Lo consiguen y dejan de pagar la renta o pagan la renta y deben ajustar sus presupuestos.

Parece un problema sin salida, porque se ha convertido en una consigna, como casi todo en las relaciones media luna y Gobierno. El diálogo, pedido por todos, es imposible cuando los dos bandos se manejan de este modo.

En estos días, la pelea por el IDH está tomando tintes melodramáticos. En lugar de quedarse en el ámbito económico, y allí discutirlo, el tema invade la ética, o mejor dicho, se lo lleva intencionalmente a ese campo.

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