miércoles, 20 de agosto de 2008

"El proceso autonómico en marcha es irreversible"

Lo afirmó el autor de la propuesta autonomista de Santa Cruz

Quien más lo combate es, paradójicamente, quien más lo fortalece.

Ni los masivos paros ni las huelgas de hambre han hecho tanto como el propio Evo Morales para fortalecer el proceso autonómico que impulsan los prósperos departamentos de la llamada Media Luna boliviana.
"El [por Morales] es quien más ha apostado ha esta causa, porque su irracional oposición al proceso autonómico ha unido como nunca antes a las regiones de Santa Cruz, Pando, Beni, Tarija y Chuquisaca".
Quien así opina es el analista cruceño Juan Carlos Urenda, autor de seis libros sobre el proceso autonómico en Bolivia y asesor del prefecto (gobernador) opositor de Santa Cruz, Rubén Costas, que, en diálogo telefónico con LA NACION, afirmó que la confrontación permanente entre el gobierno y la oposición se debe a la negación de Morales a "reconocer la realidad".

-¿Pero acaso el masivo apoyo a Morales en el referéndum revocatorio del 10 de agosto no es también parte de la realidad?

-El referéndum marcó con claridad las contrapuestas visiones de Bolivia que dividen actualmente al país. Una es la visión del Altiplano, que impulsa un proyecto constitucional racista y estatista, y la otra es la de las zonas bajas, que proponen un país descentralizado y liberal. Ambas salieron reforzadas en la consulta.

-¿Cómo interpreta ese resultado? ¿Cómo se explica que Morales haya sido ratificado con más del 67% de los votos y que, a la vez, también los prefectos opositores hayan salido victoriosos?

-El respaldo de Morales es fuerte, porque las regiones que lo apoyan tienen altos índices de población. Pero cinco de nueve departamentos, que ocupan dos tercios del país, le dan la espalda. Eso significa que Morales tiene muchos votos, pero no tiene soberanía en todo el territorio boliviano, a tal punto que hay regiones a las que ni siquiera puede viajar.

-¿Cuál es entonces la salida para evitar un fractura territorial?

-El objetivo es lograr un pacto territorial de armonización normativa que concilie los estatutos autonómicos ya aprobados con el proyecto de Constitución que promueve Morales y que aún debe ser sometido al voto ratificatorio.

-Pero esos dos proyectos son incompatibles...

-La intención es ponernos de acuerdo y lograr un Estado en el que coexistan ambas visiones. Hay que promover el diálogo y llegar a un acuerdo sobre los pilares básicos que deben sostener al Estado boliviano. ¿Queremos un Estado comunitarista y socialista, o uno liberal y de derecho? Tenemos que volver a foja cero. Y si no se logra esa comunión, entonces deberíamos pensar en otras fórmulas más sui generis , como por ejemplo tener un Estado con dos sistemas, que albergue regiones autónomas y otras más centralizadas, como ha ocurrido en algunos países de Europa del Este.

-¿Qué debería hacer el gobierno para empezar a transitar por ese camino de reconciliación?

-Primero debe reconocer el proceso autonómico que está en marcha y que es irreversible. El gobierno no puede seguir ignorando los tres referéndums autonómicos [en referencia al de julio de 2006, los de mayo y junio pasado, y el revocatorio del 10 de agosto] en los que el respaldo al sí fue masivo, porque quien siembra tormentas cosecha tempestades. No puede haber pacto sin el previo reconocimiento de los procesos autonómicos.

-Con el paro de hoy [por ayer], sin embargo, parecería que la oposición es la que prefiere la confrontación al diálogo...

-El paro fue por un reclamo puntual, por una confiscación del gobierno al impuesto de los hidrocarburos, y fue independiente del proceso autonómico que está en marcha desde hace meses. Pero sí es cierto que si el gobierno sigue con su agresiva y torpe confrontación verbal, las regiones se van a radicalizar cada vez más. Si Morales se empeña en ignorar la realidad, la reacción de la oposición va a crecer.

-Tres días después del referéndum Morales convocó al diálogo y los prefectos no se presentaron. ¿Cómo evalúa esa actitud?

-La convocatoria se hizo con apenas 12 horas de anticipación. No existió voluntad de diálogo real. Y mientras Morales continúe ignorando a más de medio país, el proceso autonómico seguirá fortaleciéndose.
Fuente: lanacion.com.ar
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