El Estado ha sufrido varias transformaciones a lo largo de la historia. Su importancia es indiscutible al haberse constituido en principal actor de las organizaciones humanas que en torno a él han encontrado un pacto social que les permita vivir.
Bolivia no es ajena a esta realidad y tiene en su propia existencia a un Estado compuesto por los elementos clásicos del mismo: población, territorio, poder y de acuerdo al Derecho Internacional soberanía. Este mismo Estado reviste de manera general dos formas importantes en todo el mundo: el Unitario y el Federal, el primero es el que hemos conocido desde niños y que a pesar de la descentralización administrativa tiene una marcada centralización en la ciudad de La Paz, misma ciudad que en la "Guerra Federal" (nótense las comillas) luchó por un sistema más independiente que las propias autonomías regionales y que costó mucha sangre colla (misma que hoy se riega por defender el sistema central). El otro sistema nunca lo conocimos realmente, vivimos tan enceguecidos con que la única forma de administrar el país es a través del Palacio de Gobierno en la Plaza Murillo que no se nos pasa por la mente otra alternativa.
La propuesta de las autonomías, si bien tiene como antecedentes a las Comunidades Autónomas Españolas, no deja de ser un híbrido entre el Federalismo y el Centralismo, y como todo híbrido no representa una lógica clara y transparente en su accionar político, económico e incluso social. Esta lucha solamente tiñe de sangre el sueño patrio en vez de tender puentes entre la población de un mismo Estado.
Hoy el territorio nacional presenta dos Bolivias claramente definidas, en el lado "centralista" (Oruro, Potosí, La Paz y el área rural de Cochabamba y Sucre) se desbordan las raíces del centralismo paceño nacional lideradas por el propio Presidente de la República, por otro lado en el lado "autonómico" del país (Santa Cruz, Beni, Pando, ahora con la suma de Tarija y las zonas urbanas de Cochabamba y Sucre) se enterca una visión nueva de país.
La pregunta pasa por incrustarnos en la cabeza si deberíamos analizar de mejor manera nuestra posición como país independientemente de lo que Costas o Morales digan, una propuesta real debería pasar por analizar técnicamente si es conveniente Federalizar a Bolivia, cosa que ya han seguido entre otros países como: México, Canadá, Estados Unidos, Brasil, Venezuela, Argentina y Australia. Esto no significa éxito automático, tampoco las autonomías lo significan, y tal cual naciones centralistas como Chile o Italia bien podríamos encontrar fórmulas provechosas para toda la población en el mismo sistema centralista.
La lucha entre lo que ya es llamado como el "Estado Colla" y las "Autonomías Cambas" ha dejado de lado lo técnico y ha priorizado una agenda política enfocada en quien tiene más poder, ¿tiene más poder el MAS o las regiones de la Media Luna?, ¿qué poder tiene la Autonomía Camba si el dinero (de todo) llega a través del Estado Colla?, ¿en qué medida afectará la suspensión del envío de carne al Estado Colla si éste tiene recursos para incluso cortar salarios a los "gobernadores" de las Autonomías Cambas?, ¿en qué medida desempata el Estado Colla con la Autonomía Camba en un plano eminentemente político si lo único que sumamos es odio y hasta muertos?
El discurso (exacerbado y hasta loco) de Rubén Costas le agranda ante los grupos juveniles radicales de Santa Cruz pero le resta ante el cúmulo de collas que también viven en Santa Cruz y están hartos de escuchar adjetivos e insultos que han polarizado a nuestra patria, y aún así con todo y locura la cosa sigue empatada.
Por su parte de qué le sirve al Gobierno que se grite a voz en cuello "¡Patria o muerte!" si él mismo sabe que a la primera medida socialista serán sus mismos cocaleros los que reclamen al verse afectados sus terrenos y los cientos de campesinos que hoy moviliza de aquí para allá marcharán en su contra.
En suma y definitiva conclusión, la lucha entre el Estado Colla y las Autonomías Cambas no tendrá vencedor, será un empate histórico cuyas únicas salidas parecieren ser seguir empatados - violencia de por medio - o la división del país. En ambos casos estamos alejados de poder constituirnos en un Estado maduro, digno de inversión y respeto.
Ronnie Piérola Gómez
Fuente: lostiempos.com
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El Estado Colla Vs las Autonomías Cambas
Chapare, un reino de sangre y cocaina
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