Ejercer violencia física, abusos, manoseos y lanzar gases lacrimógenos contra personas que están en sillas de ruedas no sólo es un atentado a los derechos humanos, es también un acto de barberie y atroz salvajismo. Así es como procede el gobierno "del cambio".
Los discapacitados exigiendo el cumpliento de una promesa firmada por el gobierno de otorgarles un bono (claro, en época preelectoral) fueron brutalmente reprimidos. Una acción que muestra la tónica de este gobierno y su predisposición al diálogo y a la concertación.
Entre el déjà vu y la implosión institucional
Hace 1 semana
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