Santa Cruz, 20 de agosto.- En 2007, el Vicepresidente García Linera decía que Bolivia vive un “empate catastrófico” entre las fuerzas oficialistas y opositoras, y que el desempate determinará quién toma el poder ya que el Revocatorio es solo un camino.
El 10 de agosto de 2008, el 68% de los electores ratificó al Presidente, cifra que debe examinarse desde algunos criterios:
a. El voto fuerte y duro del MAS, el cual se calcula en un 30% y que representa a los masistas que están con el partido sea cual fuere el panorama;
b. Los que no apoyan firmemente al Presidente pero que están con el “proceso de cambio”, es decir, que no quieren que los partidos tradicionales regresen al poder;
c. Quienes apostaron por la continuidad del mandato constitucional de cinco años;
d. Los que votaron “voluntariamente” por Morales para que se siga desgastando en el poder;
e. Existieron electores que votaron bajo amenazas, hubo casos de suplantación de personas, duplicación de números de las cédulas de identidad, personas fallecidas que sufragaban. Es difícil saber a cuánto ascienden los votos cuestionados. En el caso de los Prefectos, fue vital el voto por la consolidación de las Autonomías.
Evo Morales ganó en La Paz, Oruro y Potosí con porcentajes superiores al 80%, en Cochabamba con el 70% y también en las opositoras Chuquisaca y Pando. Pareciese victoria absoluta del Gobierno y que el “empate catastrófico” del cual nos habla García Linera tendría un ganador pero Morales no pudo ser ratificado con el 80% que buscaba y los Prefectos de la “Media Luna” no fueron revocados.
El Gobierno cometió el error de elaborar las preguntas del Revocatorio incluyendo las gestiones y acciones de los Prefectos y como éstos fueron los impulsores de los Estatutos Autonómicos como parte de sus gestiones prefecturales -léase la propia pregunta de la Revocatoria para los Prefectos-, se los ha legalizado y legitimado, completando esta cadena de votación: En 2006 gana la autonomía en los departamentos; en 2008 vence el Sí a los Estatutos y ahora se ratifican a los Prefectos y a todas sus políticas. Es así que los Prefectos autonomistas son tan ganadores como el Gobierno y el Presidente busca readecuar su Proyecto de CPE con los Estatutos Autonómicos que en principio calificó como ilegales e ilegítimos.
Ambas partes radicalizarán sus posturas basándose en los resultados electorales conseguidos. Los Prefectos autonomistas anuncian la aplicación plena de sus Estatutos; el Gobierno buscará ganar inmediatamente las Prefecturas de La Paz y Cochabamba y a mediano plazo querrá convocar a Referéndum por la aprobación de su Proyecto de CPE. También debe definir qué se hará con la Prefectura de Oruro, cuyo Prefecto, que es masista, fue revocado bajo los parámetros de la Ley pero no bajo la Resolución de la CNE. Siguiendo lo estipulado en el Art. 228º de la vigente CPE, la Ley tiene mayor fuerza que cualquier Resolución no obstante, es una constante que en Bolivia no se cumpla la Ley.
Todo ello configura un panorama político de mayor confrontación y demuestra que el único perdedor es el pueblo boliviano, quien debe seguir viviendo en la reinante incertidumbre ya que la solución a los problemas nacionales no pasa porque los ciudadanos acudan a las urnas hasta el cansancio, sino porque los gobernantes hagan las gestiones necesarias para dar prosperidad a todos. El único revocado fue Bolivia.
Paúl Antonio Coca Suárez Arana
Fuente: fmbolivia.com.bo
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