Tengo mis serias dudas de que la Constitución Política del Estado que el MAS se empeña en hacer aprobar, esté a la medida de este país. Aún que no pretendo hacer un análisis de cada uno de sus 409 artículos, nueve disposiciones transitorias, más una disposición abrogatoria, otra derogatoria y una disposición final, y todo esto, según se lee al pie de la portada del librito, “Aprobado en Grande, en detalle y en Revisión, por la Asamblea Constituyente”, sigo creyendo que ese texto legal no responde a la necesidad de un cambio provechoso para los bolivianos. Recordemos que esa aprobación fue tras simple lectura, sin tiempo para el debate, bajo la amenaza de las turbas desbocadas, y sin la presencia de la oposición. Me limitaré pues a transcribir tan sólo el Preámbulo que me parece desencarnado de la realidad histórica de Bolivia y de su necesidad de aprobar un texto de naturaleza jurídico-normativa moderno. Sobre esta introducción, el ilustrado lector podrá ensayar su “sí”, su “no”, su voto en blanco, pifiado o su olímpica abstención.
Empieza el Preámbulo: En tiempos inmemoriales se erigieron montañas, se desplazaron ríos, se formaron lagos. Nuestra amazonía, nuestro chaco, nuestro altiplano y nuestros llanos y valle cubrieron de verdor y flores. Poblamos esta Sagrada Madre Tierra con rostros diferentes, y comprendimos desde entonces la pluralidad vigente de todas las cosas y nuestra diversidad como seres y culturas. Así conformamos nuestros pueblos, y jamás comprendimos el racismo hasta que lo sufrimos desde los funestos tiempos coloniales. (párrafo 1) Entre las contradicciones que saltan a la vista, se remarca que “jamás comprendimos el racismo”, cuando los redactores de este proyecto constitucional están dando pruebas lamentables de racismo.
Sigue: El pueblo boliviano, de composición plural, desde la profundidad de la historia, inspirado en las luchas del pasado, en la sublevación indígena anticolonial, en la independencia, en las luchas populares de liberación, en las marchas indígenas, sociales y sindicales, en la guerra del agua y de octubre, en las luchas por la tierra y territorio, y con la memoria de nuestros mártires construimos un nuevo Estado. (párrafo 2)
Por falta de espacio, resumo al mínimo el párrafo tercero, en el que se consagran los principios de igualdad, soberanía, dignidad, complementariedad, solidaridad, armonía y equidad en la distribución y redistribución del producto social, donde predomine la búsqueda del vivir bien…
Prosigue: Dejamos en el pasado el Estado colonial, republicano y neoliberal. Asumimos el reto histórico de construir colectivamente el Estado Unitario social de Derecho plurinacional, comunitario, que integra y articula los propósitos de avanzar hacia una Bolivia democrática, productiva, portadora e inspiradora de la paz, comprometida con el desarrollo integral y con la libre determinación de los pueblos. (párrafo 4)
El penúltimo párrafo dice: Cumpliendo el mandato de nuestro pueblo, con la fortaleza de nuestra Pachamama y gracias a Dios, refundamos Bolivia. (párrafo 4).
Es sugestivo que la Pachamama vaya por delante de Dios. Como se ve, se trata de un proyecto constitucional que describe un paisaje idílico, y al mismo tiempo, revanchista, impropio de la introducción a un texto jurídico normativo. ¿“Sí” o “no”?
José Gramunt de Moragas, S.J.
Fuente
Chapare, un reino de sangre y cocaina
Hace 3 días
No hay comentarios:
Publicar un comentario