jueves, 2 de octubre de 2008

Bolivia - La dictadura de las “mayorías”

El politólogo y escritor francés, Alexis de Tocqueville, en su obra: La Democracia en América, ya en el Siglo XIX manifestaba que “uno de los peores riesgos para la democracia es la tiranía de la mayoría” o lo que llamó “el despotismo democrático”, por la pérdida de las libertades individuales que implicaba la sujeción de toda la sociedad a su omnímoda voluntad.

Esta afirmación y otras que realizó al estudiar los orígenes y el desarrollo de la democracia, en los albores de las revoluciones francesa y americana, fueron calificadas de premonitorias por estudiosos que consideran a Tocqueville el padre de la democracia moderna.

Sin ir muy lejos y observando lo que sucede actualmente en nuestro país, es evidente que vivimos bajo una dictadura ejercida por un gobierno que, habiendo surgido de una mayoría de 53,7 % de votos en el 2006, en menos de 3 años de gestión buscando la hegemonía total (paradójicamente a nombre de minorías étnicas), ha generado una situación de incertidumbre, caos social, confrontación y violencia que prácticamente desnaturalizan el sistema democrático, con estado de derecho incluido.

Las cotidianas actitudes confrontacionales, tanto del presidente Evo como de su vice García Linera, que la gente las identifica como parte de una estrategia de poder político continental sustentada económicamente por el presidente Hugo Chávez de Venezuela, provocan reacciones también violentas, que podrían desencadenar no sólo una sino varias tragedias irreparables en el país, de no modificarse inmediatamente este comportamiento.

Los elementos de juicio que confirman este despotismo democrático están a la vista de cualquier observador, siempre que no se deje sorprender por la millonaria campaña de desinformación que ejecuta sistemáticamente el gobierno o que sea parte del complot que involucra a organismos internacionales tentados por petrodólares y la utopía del Socialismo del Siglo XXI.

¿Acaso no es propio de una dictadura que se hayan violado principios elementales de la democracia, como la libertad y la igualdad de derechos ante la ley, al declarar el Estado de Sitio y encarcelar irregularmente al Prefecto electo y ratificado en Pando? ¿O que se hubiera disparado a periodistas y matado gente inocente, como el pastor pacifista asesinado en la ocupación del aeropuerto pandino? ¿O que existan refugiados políticos igual que en las dictaduras militares?

Igualmente, es antidemocrático e intolerable ya, que los movimientos sociales (con financiamiento gubernamental) actúen como fuerzas de ocupación y chantaje por la vía del “cerco”, amenazando la paz social y a los poderes Legislativo y Judicial, tal como si fueran el brazo paramilitar armado de la dictadura de las mayorías, ante la vista y paciencia de la Policía y las FF.AA. Sería necesario también que el gobierno explique la presencia de soldados venezolanos muertos en la refriega de Porvenir y Filadelfia, si de verdad quiere pacificar al país.

Aún reconociendo que ha bajado un poco la tensión, gracias al diálogo que se inició en Cochabamba, igualmente invoco al pueblo boliviano a no dejarse engañar con cantos de sirena a favor de una constitución que no ha sido consensuada como manda la ley, está manchada de sangre, es excluyente y niega la autonomía por la que votamos reiteradamente la mitad de los bolivianos, y a los que nos representan en el diálogo, a no negociar por ningún motivo nuestro modo de vida, nuestra libertad y nuestra democracia, mientras persista esta tiranía.//
Joaquín Monasterio Pinckert
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