jueves, 9 de octubre de 2008

Bolivia: secesión o reconciliación

Puedo imaginar a Evo Morales con su chaqueta de bayeta con cintas de hilado aymara; era un adolescente cuando a sus compañeros de juegos les decía que un día sería presidente, los mismos a quienes dicen que no recibió en audiencia por culpa de su apretada agenda. Su liderazgo es innato, era un dirigente sindical duro conocido por los cocaleros, que acabó en prisión en más de una oportunidad. Por el nombre con que bautizaron al perro de su niñez, Trébol, intuyo que es supersticioso y terco en sus apreciaciones.

Está orgulloso de su origen y sus seguidores también lo están y es uno de los motivos que mantienen su popularidad. Si él viviese en el Perú sería el jefe de una minoría que lleva sobre sí el estigma de la discriminación, un país que tiene de todas las sangres, pero él representa a Bolivia, un pequeño y hermoso país que se debate entre la secesión y la reconciliación.

Esta nación del altiplano, donde las mujeres visten polleras coloridas, y sombreros redondeados de ala corta, que no se amilanan ante las cámaras de televisión cuando les preguntan a boca de jarro a que se dedican y responden sueltas de huesos que son contrabandistas. Los bolivianos tienen su ''miamicito'' como dicen en La Paz al lugar donde los ambulantes expenden sus mercancías al aire libre.

Bolivia es un país aymara con alto nivel de analfabetismo y pobreza, tiene récord de golpes de estado que le han dado inestabilidad política, con más de 9 millones de habitantes, donde sólo el 6.7% tiene acceso a servicio telefónico y el 34% posee celular, el número de tarjetas de crédito no llega al 1% de la población boliviana, sin embargo es rico en folklore y tradiciones.

Así como dispone de minerales y gas, posee tierras que han originado más de una discordia entre los cambas, como se conoce a los blancos mezcla de español con guaraní que pueblan la región de Santa Cruz, muchos dicen que ésa es la manzana de la discordia, pues Evo habría decidido repartir terrenos a los campesinos pobres mientras los terratenientes al parecer se habrían proyectado a producir soya en esa zona.

Su economía depende del gas que abastece a Brasil y Argentina, su producción cubre el 70% de la demanda de Sao Paulo, el mayor polo industrial del país carioca, justamente uno de los atentados sufridos contra la estación de bombeo restringió los envíos de gas al Brasil durante 7 horas y Argentina también sufrió interrupción de sus despachos.

A tres años de su gobierno el gobierno de Evo vive su peor crisis, generada por la férrea oposición de los prefectos de Santa Cruz, Beni, Chuquisaca, Pando y Tarija que exigen la autonomía de sus regiones, situación que ha generado la muerte de 15 personas en Cobija que culminó con el encarcelamiento del prefecto de Pando, paros y atentados contra el gasoducto.

Un sector de la población exige se le restituya el impuesto directo de hidrocarburos que fuese retirado a los departamentos para financiar un retiro para ancianos, además existe resistencia respecto al proyecto de nueva Constitución que promueve Morales, mientras sus adeptos marchan con dinamita en la mano rumbo a Santa Cruz y la situación es tan grave que tuvo que intervenir la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), la ONU y hasta observadores de la UE a fin de restablecer la paz.

Su ex asesor José Mirtenbaum, que también perteneció a MAS, dice que Evo tiene un proyecto stalinista, otros dicen que promueve los enfrentamientos, el odio racial. Lo acusan de intolerante, de no saber ''concertar''. Un funcionario me corrobora esta visión del Presidente, y es que en vez de actuar como un estadista, un verdadero demócrata, su actitud es la de doblar el brazo de sus contendores con actos provocadores, cuando el mundo actual le exige cambiar su estrategia y demostrar que así como ha encandilado a los semanarios con su original atuendo, también es capaz de usar el lenguaje de la negociación de altura.

Al parecer el presidente Morales no ha sopesado cuánto pueden afectar sus decisiones a la economía del pueblo boliviano. La tensión creada con Estados Unidos a raíz de la expulsión de su embajador, entre otros funcionarios de la AID y la DEA, habría influido en el planteamiento de suspender a Bolivia las preferencias comerciales que existen desde 1991 para los países andinos que cooperan en la lucha antinarcóticos, y que libera de aranceles a sus operaciones de comercio exterior. Además, en Estados Unidos piensan que su guerra contra el narcotráfico no es eficiente.

Lo curioso de este personaje que, dado su perfil y trayectoria, no ha necesitado muletas para acceder a la presidencia de su país es su docilidad ante la directa injerencia de Chávez en sus decisiones internas e intromisiones que incomodan a más de un sector de su pueblo, hasta los caricaturistas inmortalizan su relación de dependencia con el gobernante antinorteamericano.
DORA FERNANDEZ
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