A lo largo de la historia mundial las corrientes del pensamiento político, de izquierda y de derecha, han tenido diferentes interpretaciones sobre la democracia. Y no es un problema meramente semántico, es en esencia un tema de principios.
Todos admiten que es el gobierno del pueblo. La discrepancia no está en el qué sino en el cómo. Unos consideran absolutamente necesario el pluripartidismo y otros no. Unos consideran imprescindible el voto directo de los ciudadanos y otros no. Unos con buena fe y otros con mala fe van interpretando el concepto democracia.
Pero este magnífico concepto político ha tenido avances y retrocesos a lo largo de su vieja historia. Con la aparición de los organismos intencionales del siglo XX: Liga de la Naciones, ONU, OEA, comenzaros a aparecer interpretaciones estándar. De pronto la democracia dejo de ser una entelequia, para ser un concepto plenamente definido y expresado en documentos de consenso.
El epitome de estos documentos es la "Carta Democrática Interamericana". Es el documento más moderno que representa la democracia "explicita". Fue lanzado en el vigésimo octavo período extraordinario de sesiones de la OEA, el 11 de septiembre de 2001, en Lima Perú. Desgraciadamente su difusión internacional fue totalmente opacada por en atentado de contra las Torres Gemelas en New York, evento que acaparó 100% la atención mediática mundial.
Este documento; del que Bolivia es signataria, establece: "Son elementos esenciales de la democracia representativa, entre otros, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos".
¿Cómo estamos en Bolivia a la luz de estos cinco principios? La respuesta es sencilla: muy mal. Aquí no se respetan los Derecho Humanos ¡ya tenemos 34 muertos! El Gobierno masista tampoco obedece el Estado de Derecho, manda a sus Ponchos Rojos apedrear el Tribunal Constitucional.
El propio Presidente llega a decir que las leyes son un estorbo.
Si bien las elecciones y el pluripartidismo se llevan dentro de un marco relativamente democrático, la independencia de los poderes es una ficción. El Poder Ejecutivo trata por todos los medios de acaparar el poder absoluto. Tiene bajo su control al Poder Legislativo; chequera en la Cámara Alta incluida. Tiene arrinconado al Poder Judicial, con el Tribunal Constitucional descabezado. Esta es la muestra más clara de su totalitarismo.
En suma, la democracia está herida de muerte. El presidente Morales no es un demócrata. Usó la democracia solamente para subir. Ya en el poder usa de ella la que le conviene. Lo que no, lo rechaza sin ningún escrúpulo. Esta es la dura realidad de nuestra política.
Por: JIMMY ORTIZ SAUCEDO
Fuente
Chapare, un reino de sangre y cocaina
Hace 2 días
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