El señor Eneas Bigliones, de nacionalidad argentina, denuncia que el populismo extendido desde Nicaragua, que pasa por Ecuador, y que llega hasta Bolivia y el Paraguay, todos comandados por Hugo Chávez, tiene tres objetivos básicos como parte de un plan que habría sido “armado por Fidel Castro”: 1. Establecer regímenes autoritarios. 2. Confiscar riquezas con criterio político, y 3. Desarrollar una campaña para mostrar a los Estados Unidos como el único culpable de todos los males de los pueblos de América. Por lo que se vive en Bolivia, no hay que dudar de esta revelación.
Pero no solamente se trata de ese “eje del mal”. Otros gobiernos, igualmente funestos, se mueven en las sombras de UNASUR. Ese es el caso de doña Cristina, que no aprende a cuidar su conducta, y apoya sin sentido y sabiendo que le puede caer la evidencia de que su campaña electoral fue financiada desde Venezuela, con maletines llenos de billetes. Eso no es democracia.
Con esa idea de que así es la democracia, la señora cree que hay que apoyar –y lo hace con fruición- al gobierno de Evo Morales. Esto, y quien sabe qué otros arreglos, explica ese público y simplón respaldo de la señora Fernández al populismo. ¿No será, más bien la muestra de su intento de seguir la corriente de Hugo Chávez?
Pero hay otra tropelía preocupante: UNASUR decide crear una comisión para “investigar” tardíamente los sucesos trágicos de Pando, Bolivia, según el anuncio de la entusiasmada presidenta Bachelet de Chile que “oficia como presidenta pro tempore de Unasur, y en ese contexto dijo que la comisión estará presidida por el experto (sic) argentino Rodolfo Matarolo” (La Tercera, 25.09.2008).
Conociendo los antecedentes de este Matarolo, no sorprende la torpeza del anticipado apoyo a los desmanes antidemocráticos del presidente de Bolivia: “se avanza y seguiremos trabajando en el apoyo de la democracia en Bolivia” dijo la señora Bachelet. Pero, ¿de qué democracia habla esta mandataria exultante en su papel de transitoria presidenta de UNASUR? Acaso no sabe –no es creíble que no cuente con información confiable- de las continuas violaciones a los derechos democráticos que ha cometido y comete el gobierno populista de Evo Morales, con el asesoramiento y participación de "voluntarios" venezolanos.
¿Esto quiere decir, entonces, que la señora presidenta de Chile, ahora está favoreciendo la ilegalidad, cuando siempre se jactó de ser demócrata practicante? Porque ese incondicional apoyo al gobierno “democrático” de Evo Morales, siguiendo el ejemplo de Chávez, incluye respaldos a los atropellos que se vienen cometiendo a diario en Bolivia. O es que sólo le llega a la presidenta la infame propaganda oficialista boliviana que acusa sin pruebas; que aplaude las detenciones de ciudadanos opositores en cuarteles militares; que justifica el pedido al Brasil para que éste no dé refugio a los opositores de Pando; que se deleita con la detención ilegal del prefecto de Pando electo por el pueblo, sin juicio ni orden judicial alguna; que justifica que el poder ejecutivo se resista a cumplir con los dictámenes de la Corte Suprema de Justicia; que alaba las marchas y cercos: “El cerco al Congreso será coordinado con Morales” (La Razón, pág. A9, 26.09.2008), para imponer por la fuerza los caprichos y desmanes de una dictadura.
Así se comprende la renovada soberbia y el nuevo entusiasmo del presidente de Bolivia por el nombramiento, sugerido por la señora Fernández, del anticipadamente parcializado Rodolfo Matarolo, que viene ahora a coordinar una dudosa investigación. Por los antecedentes, ya conocidos de este “experto” argentino, se teme fundadamente que la investigación de UNASUR será torcida y favorecerá al gobierno, que ya fabrica versiones deformadas sobre las trágicas muertes en Pando. Esto explica que, con insistencia ad nauseam, el aparato propagandista de Evo Morales propale imágenes distorsionadas. ¿Que ésta es una suposición? En todo caso muy fundada, porque estamos viviendo el drama de una dictadura, que incomprensiblemente cuenta con los avales pérfidos de gobiernos que supuestamente defienden la democracia.
Todo esto, ante la evidencia de que hay en Bolivia designios de imposición prepotente, usando un pretendido diálogo, cuando simultáneamente las hordas del oficialismo se aprestan a cercar el parlamento para obligarlos a seguir los caprichos del autoritarismo populista de Evo Morales.
por Marcelo Ostria Trigo
Fuente
Chapare, un reino de sangre y cocaina
Hace 23 horas
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