"...En 2006, se inicia en Bolivia un rústico experimento, mezcla de histrionismo y folklore. Una “posesión” no oficial del nuevo presidente en la ruinas de Tiahuanaco, con vestuario que semejaba una parodia de un film comercial, no reparó en que todo apunta a que los tiahuanacotas no fueron antecesores ni de quechuas ni de aimaras. Esta “divinización” –el incario era una teocracia– del personaje que intenta ser un redivivo Inca, sirve para el experimento de establecer en Bolivia un régimen autocrático. No se habla mucho –aunque no se lo rechaza- del socialismo del Siglo XXI de Hugo Chávez. Aquí hay fuertes componentes autóctonos y extremistas.
En este intento de amalgama entre indigenismo y extremismo de izquierda, ciertamente el objetivo es establecer un curioso engendro: un peculiar socialismo racista autócrata y negador de los derechos democráticos. Pero, como todo espantajo, predomina la falsedad, la amenaza y, al fin, la violencia. De la mentira generalizada hay evidencias claras:
* Un presidente que es la cabeza de la amenaza y la mentira generalizada; un presidente del órgano electoral que inventa una decisión institucional; un ministro de hacienda que engaña y miente al afirmar que no hay inflación ni aumento de precios; un canciller que procura engañar cuando afirma que no habrá consecuencias por las bravatas e insultos de su presidente a mandatarios extranjeros; jerarcas mentirosos que son simplemente la voz reproducida de “el jefe”.
* Todo esto en medio de amenazas, bravuconadas e insultos baratos. Y violencia como la del atentado terrorista de Yacuiba, Bolivia, con actores que son parte del gobierno, y con la cooperación de la embajada venezolana en La Paz..."
Fuente: uruguayinforme.com
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