Que el ‘diálogo’ sólo fue y será un mayúsculo pretexto ya lo sabemos, mientras el Ejecutivo no ha dejado de apostar a que la constitucionalización de su proyecto se imponga en Bolivia por la vía de la violencia y el terrorismo de Estado.
Analicemos el escenario frente al que nos encontramos. Por un lado la hipocresía de las mesas de diálogo desplegada frente a los observadores internacionales, con las que el gobierno parodia una negociación, sentando a los veedores hasta sacramentar la ‘concesión’ de incluir un capítulo por autonomías sin variar ni una coma de ’su’ proyecto constitucional, que plantea graves exclusiones y dispara al país a una espiral de violencia al conculcar libertades y derechos firmemente enraizados en la conciencia ciudadana.
Por otro lado, nos encontramos con ‘la verdad de la milaneza’, que es el escenario de persecución, de la violencia y terrorismo que ha instituido el Estado, con encapuchados que secuestran ciudadanos, allanamiento de domicilios sin orden fiscal y portando sólo ordenes del ministerio de Gobierno, y el permiso público del Vicepresidente para instaurar la cacería política, propia de un gobierno que se ha quitado la capucha y actúa en forma terrorista frente a los mismos observadores internacionales, la comisión de DD.HH de Unasur y la comisión del parlamento de la Comunidad Europea, organizaciones a los que el gobierno está utilizando en calidad de ‘papa moscas’, puesto que la mayoría de sus miembros, salvo raras excepciones aspiran a convertirse en el chaleco salvavidas de Chávez y su protegido Morales.
En síntesis, la verdadera intención y estrategia del gobierno es la de hostigar a los opositores, sembrar terror a diestra y siniestra para ver si prefectos, cívicos y activistas entran en pánico y firman un pacto que a nombre de restitución de la ‘paz’, nos encaje el mamotreto de la constitución Masista, apostando a que se le permita una economía de la violencia, para que ellos hagan uso de la persecución y la cárcel sólo después de que se haya aprobado su constitución, pues para el gobierno no deja de ser engorroso y antiestético cercar el congreso o tener que desatar la violencia antes de que se concrete su referendum por constitución.
Ese es el motivo por el que Morales puso el plazo de una semana para supuestamente retomar el diálogo. Este fue un nuevo ardid del gobierno para proceder a detenciones civiles sin prueba, a seguir con el secuestro de cívicos, a intensificar la persecución de los opositores a fin de mostrar cuanta violencia desde el Estado pueden ser capaces de desplegar, apostando a que supuestamente todos mueran de miedo y claudiquen.
Este es también el motivo que trajo al Vicepresidente el lunes por la noche a nuestra ciudad, cuando en una visita relámpago ofreció una conferencia de prensa, planteando que su gobierno va a ser implacable para perseguir a aquellos ‘que violen la CPE, los que roban, dinamitan oleoductos y queman instituciones a esos señores hay que perseguirlos, enjuiciarlos y encarcelarlos’, dijo García Linera, que estuvo preso por terrorismo de Estado, asegurando ahora que las personas que cometieron delitos ‘infraganti’, no se los puede tratar con ‘una flor en la mano’, sino con todo el rigor de la ley. ‘Estamos ante delitos de terrorismo en contra del Estado, no estamos contra personas que han robado una manzana en el mercado… La ley será implacable con ellos’, sentenció quien cree que él tuvo derecho a disentir pero que los demás, sus ahora opositores, no lo tienen en absoluto y deben ser castigados incluso prescindiendo de un juicio justo.
Esto nos deja ante la clara evidencia de que el Ejecutivo ha apostado y seguirá apostando al uso de la fuerza, a la violencia, al ultraje, la violación de derechos, el cercenamiento de libertades; pero eso sí, mantendrán la pose de seguir limpiándose los dientes y las garras, con una ramita de ‘diálogo’ mientras se protegen bajo el paraguas del apoyo internacional gracias al que pavonean su dictadura.
Es el momento de luchar por la liberación de Pando y Leopoldo Fernández, injustamente violentados en sus derechos y privados de su libertad.
A los veedores internacionales les pedimos imparcialidad, pues sería lamentable que confirmen las sospechas de que decididamente este mundo y sus organizaciones siguen siendo la misma podredumbre que hizo posible el holocausto y otros horrendos crímenes.
Centa Reck
Fuente
Chapare, un reino de sangre y cocaina
Hace 1 día
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