Los islamofascistas estarían aprovechando del caos político reinante en Pakistán para obtener material nuclear y efectuar un ataque espectacular. Por lo menos una conspiración para detonar una bomba sucia en Europa, que involucra a terroristas basados en ese país, ha sido descubierta.
De acuerdo a fuentes occidentales, otras organizaciones islamistas, tales como la recientemente formada Talibán Pakistaní, también han mostrado interés en desarrollar armas de capacidad nuclear.
Los jefes de seguridad temen que la inestabilidad política haga más fácil para los grupos islamistas obtener materiales para fabricar armas radiactivas, de las cuales Al Qaeda posee varias según informes del FBI.
Al Qaeda tiene su infraestructura montada en la provincia de Waziristán al noroeste de Pakistán, y es conocida por procurar tecnología nuclear.
Desde el ataque a las Torres Gemelas, Al Qaeda no ha hecho grandes demostraciones de poder y ha venido perdiendo fuerza y cobertura mediática. En gran medida debido a que se encuentra acorralada y diezmada por las tropas norteamericanas en Afganistán e Irak, pero aún no fue vencida.
Europa y los Estados Unidos han multiplicado y reforzado sus sistemas de seguridad, haciendo más difícil la internación de explosivos a sus países y tienen vigilados a los sospechosos de siempre. Las cámaras de vigilancia están en las calles, centros comerciales, escuelas, universidades, estaciones de trenes, y todo lugar de flujo masivo de personas. Este año empezaron a colocarlas dentro de los buses de transporte público. Latinoamérica por el contrario, no tiene seguridad apropiada.
Miles de terroristas islámicos, la mayoría de Jizbalá, llegan a América a través de los vuelos semanales entre Teherán y Caracas con escala en Damasco que se iniciaron en Marzo.
Los nuevos inmigrantes reciben automáticamente documentos de identificación venezolanos o bolivianos, que les permite movilizarse libremente por el continente. Buscan reclutar voluntarios, crear células terroristas, entrenar mercenarios, convertir gente al Islam, y obtener dominio sobre los cristianos.
Por su parte, Al Qaeda con una agenda propia, pretende atacar principalmente, pero no excluyentemente, objetivos norteamericanos y hacer una sucursal del infierno en América Latina.
De acuerdo a los expertos, el país con mayores probabilidades de sufrir un ataque de gran magnitud es la Argentina.
Buenos Aires fue escenario de atentados por parte de Jizbalá sin que se apresara a los culpables. Gozó del apoyo del gobierno peronista de Menem, y de la discreta aprobación de parte de la población civil que en algunos casos culpó a las víctimas en vez de a los asesinos. Al ser una ciudad densamente poblada, una bomba sucia podría afectar a entre 5.000 y 500 mil personas.
La Argentina tiene la mayor cantidad de musulmanes en Latinoamérica, entre 800 y 900 mil, y no visten atuendos característicos, lo que les permite mimetizarse fácilmente entre la población. Jizbalá Venezuela, que es también Jizbalá Latinoamérica, cuenta con estructura montada en la Argentina.
Ingresan diariamente centenares de personas a través de las fronteras con Bolivia, Paraguay, Brasil y la Triple Frontera, entre ellos terroristas. El contrabando de drogas pasa sin problemas. Material radiactivo y armas pueden esconderse sin mucha dificultad.
El peligro de un ataque de Jizbalá a corto plazo no es muy alto, debido a la estrecha relación existente entre Cristina y Chávez, que no gustarían ver manchada su amistad con un conflicto que involucraría directamente al venezolano. Con Al Qaeda la situación es diferente y el peligro es grande, porque no contempla los mismos intereses políticos de su par chiita y no tiene los vínculos ni compromisos que Ajmadineyad cultiva con los gobernantes bolivarianos.
por José Brechner
Fuente
Chapare, un reino de sangre y cocaina
Hace 1 día
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