EVO Morales está instrumentalizando los mecanismos democráticos para instaurar en Bolivia un régimen totalitario, pues ya ha dicho claramente que su objetivo es aprobar una Constitución que le permita gobernar a su antojo y convocar elecciones el año próximo para garantizarse el monopolio del poder. Morales quiere ignorar que lo que él llama obstáculos de la oposición son los controles democráticos que en cualquier sociedad sana deben ayudar a recordarle a los gobernantes que han de ejercer sus funciones respetando las reglas y pensando también en aquellos sectores sociales que no le votaron. El simulacro de negociación con los dirigentes autonomistas, con la presión añadida que supone que algunos de ellos hayan sido pasados por la cárcel, no puede sustituir en ningún caso el debate calmado e institucional de una asamblea constituyente como el que Morales se ha saltado a la torera. Menos aún sabiendo que ha organizado una de sus marchas violentas para chantajear a sus interlocutores. Hasta ahora, Morales ha ahuyentado a los principales inversores del país y ha dividido innecesariamente a la sociedad utilizando criterios estrictamente racistas. El régimen que pretende imponer ya ha probado en Venezuela que es un desastre en todos los sentidos, mientras que lo que Bolivia necesita es un nuevo proyecto integrador y constructivo, no más demagogia.
Fuente
Chapare, un reino de sangre y cocaina
Hace 5 días
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