sábado, 4 de octubre de 2008

¿Qué pasó en Pando?

Crece la sensación de que la historia que el gobierno nos cuenta sobre la tragedia de Pando es distorsionada o por lo menos incompleta. Hasta ahora no hay una información oficial documentada sobre las versiones de la muerte de hasta seis venezolanos, probablemente soldados, en Pando. (Esta es una denuncia demasiado grave para permanecer sin una respuesta esclarecedora que tranquilice al país. ¿Qué dicen las FFAA? Si es cierta, hay una invasión armada de Bolivia y una internacionalización militar de los conflictos bolivianos que ya empieza a cobrar vidas bolivianas, casi 41 años después de la guerrilla de Che Guevara. Es una situación cuya investigación no admite demoras). Primero se habló de 15 muertos, luego de más de 30, y ahora resulta que sólo se tiene la lista de 10. También había más de 100 desaparecidos que paulatinamente han ido reapareciendo.

No hay cédulas que certifiquen las identidades de todas las bajas. Al principio, apenas había los del ingeniero Pedro Oshiro y del desdichado pastor rematado en la morgue del hospital de Cobija tras, Biblia en mano, haber tratado de evitar una masacre en el aeropuerto gritando que no disparasen. Cayó herido y sólo una persona lo socorrió. Fue llevado, con un balazo en la cadera, hasta un confín de la pista y tras horas de agonía trasladado al hospital donde fue rematado con dos disparos. Le taponaron las heridas con tornillos, para dificultar la identificación de las balas. Esta versión atroz nunca fue desmentida. Por lo que he sabido, el pastor Luis Antonio Rivero Siguekuni, de la familia Rivero, muy conocida en Riberalta, tenía cuatro hijos. Se unió a una iglesia evangélica convencido de que así serviría mejor a su prójimo. Su último sermón fueron sus gritos desesperados por la paz. Su muerte, en circunstancias macabras, clama por un esclarecimiento.

Un e-mail de Cobija dice que los campesinos que supuestamente iban a un cabildo "a las 03:AM" ya habían matado al ingeniero Oshiri ejecutándolo a quemarropa con un brutal disparo de escopeta. "Los campesinos que supuestamente eran cazados en el río Tahuamanu no eran campesinos en su mayoría. Eran personas de Porvenir y Cobija que habían ido a rescatar a sus familiares y vecinos de Porvenir… Si uno revisaba las billeteras (de los de Porvenir) encontraba desde 200 a 2.000 bolivianos… si esa marcha era pacífica, ¿por qué tenían cintas amarillas en sus muñecas? … ¿por qué disparaban a las ambulancias? Nunca había visto campesinos de casi dos metros y tan bien alimentados y armados… ¿Quiénes les dieron las armas? ... Militares venezolanos y masistas", dice esta versión.

Un despacho de una corresponsal de la Associated Press que fue hasta Porvenir cita el testimonio de una viuda que dice que su marido fue pagado por el gobierno para ir al lugar. ¿Cómo es que era una marcha voluntaria para un cabildo?

La masacre de Pando tiene muchos lados oscuros. Para empezar, las imágenes de la propaganda del gobierno, ¿han sido sometidas a algún peritaje independiente? ¿Quién garantiza que son verdaderas más allá de toda duda? La cámara filmadora sube y baja, como desde una base inestable. No se nota ningún salpicar de la lluvia de proyectiles ni es posible determinar si las cabezas zambullen para huir instintivamente de las balas. En cambio sí se escucha la voz del o los filmadores. ¿Quiénes son? ¿Cómo aparecen en un lugar tan estratégico?

Esto no parece interesar a los investigadores oficiales, ante la meta suprema de condenar, a toda costa, a Leopoldo Fernández. No basta sólo la propaganda intensa por TV. El penal es rodeado por personas amenazantes todas las noches. Creo que al prefecto pandino le han hecho un favor histórico. Pasará a ser la víctima institucional más importante del período masista.
Por: Harold Olmos
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