lunes, 18 de agosto de 2008

Falacias y más falacias

Definitivamente, Hugo Chávez y Evo Morales se parecen mucho. Su mitomanía llega a niveles sorprendentes. Dicen mentiras todo el tiempo y llego a pensar que terminan creyendo que son verdades. Un buen ejemplo de lo que digo son los referendos realizados en Bolivia el domingo pasado y en Venezuela el 2 de diciembre de 2007. A Hugo Chávez, derrotado como estaba al haber rechazado el pueblo su proyecto de Constitución, lo único que se le ocurrió fue calificar el triunfo de la oposición como "una victoria pírrica". Ahora Evo Morales mantiene con desparpajo que es el gran triunfador. La única verdad, en el caso venezolano, es que Hugo Chávez fue derrotado totalmente. No importa el porcentaje de votos que obtuvo la oposición. Lo único cierto es que el proyecto constitucional no fue aprobado. La mejor demostración de esta realidad son los decretos leyes. Tuvo que tomar un atajo para lograr alcanzar alguno de los objetivos que aspiraba lograr con el proyecto de Constitución. El problema que se presenta es el costo político. Hugo Chávez, al aprobar esos decretos, violó la Constitución nacional. Nuestra historia demuestra que ese camino ha comprometido siempre la estabilidad de los gobiernos. Recuerden el derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez.

Veamos el caso de Bolivia. Evo Morales convocó un referendo revocatorio de su mandato y el de los prefectos departamentales. El objetivo del referendo era claro: fortalecer el poder del presidente Morales para lograr imponer su proyecto de Constitución y debilitar la fuerza de sus oponentes, quitándoles la bandera de las autonomías regionales. Eso obligaba a que un número importante de los prefectos departamentales de la oposición fueran revocados, en particular los que forman la Media Luna boliviana. La oposición se opuso al referendo, al mantener que el interés de Bolivia era lograr que el presidente Morales terminara su período presidencial. La campaña fue dura, polémica, e intransigente, cerrándose aun más las posibilidades de diálogo entre el gobierno y oposición. El enfrentamiento que vive Bolivia no es sencillo, supera la lucha entre adversarios políticos, para transformarse en un problema regional, racial, económico y político prácticamente sin solución. También tiene ribetes internacionales. El fiasco vivido por Cristina Kirchner y Hugo Chávez, al tener que suspender su viaje a Bolivia como consecuencia de las fuertes protestas ocurridas en Tarija, muestran hasta dónde es sensible el pueblo boliviano a la intervención extranjera.

El resultado del referendo es verdaderamente curioso. Evo Morales obtuvo un importante respaldo al incrementar su votación de 53,7% a 65%, y ganar claramente en cinco departamentos: La Paz, Cochabamba, Pando Oruro y Potosí. Cinco de los ocho prefectos fueron también ratificados con una alta votación superior al 60%. Cuatro de la oposición: Santa Cruz, Beni, Pando, y Tarija y uno del gobierno: el prefecto de Potosí. No fueron ratificados los prefectos de Cochabamba y La Paz, pertenecientes a la oposición, y el de Oruro, del partido de Evo Morales. Un análisis simple de la situación podría conducir a imaginarse que estamos en presencia de un verdadero empate. No es así. El gran derrotado es Evo Morales. No logró su objetivo de definir la situación política para poder imponer su proyecto de Constitución. Ahora será mucho más difícil. Pareciera ser que Evo Morales lo ha comprendido. Su llamado al diálogo muestra su convencimiento de que no es posible lograr la aprobación de una nueva Constitución para Bolivia si no se toma en cuenta las autonomías regionales. Me imagino que también habrá entendido que será imposible imponer su reelección presidencial. Ojalá que también se haya dado cuenta del daño que le hacen los consejos de Hugo Chávez y de Fidel Castro.

Curiosamente, Hugo Chávez, el canciller Maduro y Telesur celebraron el triunfo sin someterlo a un análisis detallado. Estuvieron tan equivocados que un revolucionario de la trayectoria de Heinz Dieterich les corrigió la plana al afirmar: "El referéndum en Bolivia es una clara derrota del Gobierno, que no sólo refuerza la división del país, sino que le concede a la subversión separatista un hado de legalidad que antes no poseía. Como consecuencia de la votación, el separatismo gobierna ahora legalmente en cinco de los nueve departamentos del país".
Fernando Ochoa Antich
Fuente: eluniversal.com
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